En la casa de las Campos siempre han tenido un hermano que no es de sangre, Gustavo, el chófer de María Teresa Campos que es como un hijo para ella, alguien a quien valora mucho y que siempre lo ha demostrado, lo que quizá algunos no sepan, es que Terelu Campos y Carmen Borrego tienen un hermano de sangre, uno que no conocieron hasta mucho después, quien se identifica bajo las siglas J.R.M.
Todo empezó en 1996
Fue un año particular para las Campos, con altos y bajos, pero cada una emprendía su camino en la televisión, ya en 1997 y 1998 se consolidaron en sus campos y les iba bien en todo sentido, pero fue allí donde ocurrieron un par de cosas, por una parte el ex-esposo de Carmen Borrego se quedaba con la custodia de sus hijos, y por la otra, María Teresa Campos decide revelar algo confidencial a sus dos hijas, tienen un hermano.
El primer acercamiento vino de parte de la esposa de su hermanastro, a lo cual las hermanas aceptaron, se vieron en la siguiente Semana Santa, y al observarlo el parecido con su padre era más que evidente, pero para descartar coincidencias, Terelu y Carmen querían una prueba irrefutable, así que procedieron a hacerse un test de ADN.
Terelu Campos da más detalles sobre estos acontecimientos
“Es un señor anónimo. No le conocen desde la infancia. Lo han conocido muchos años después, en torno al año 2000”, era lo que decía Paloma Barrientos en 2020, cuando daba la información del hermano de las Campos, pero posteriormente fue Terelu Campos quien personalmente añadió más luz y detalles sobre cómo conoció a su hermano.
A través de su entrada semanal en “Lecturas”, la hermana de Carmen Borrego contó cómo ocurrió todo, “Estaba con mi madre en la Semana Santa de Málaga. Nos presentaron a mi hermano viendo las procesiones”, rememora Campos. “No fue fácil tomar la decisión de hacernos las pruebas de ADN. Mi hermana, al principio tuvo sus reticencias”, puesto que pensaba que habría que exhumar a su padre para descubrir la verdad. Pero al final, no hizo falta llegar hasta ese límite y “simplemente con nuestra sangre, la de él y la de nuestras madres era la forma más segura de saber la verdad”.
“Cuando esas pruebas dieron un 98,9% o 99,8%, porque me baila la cifra, fue un sentimiento muy especial», un hecho que le generó una gran satisfacción por “haber contribuido al derecho que todo ser humano tiene de saber de dónde viene y cuál es su familia genética y biológica”, además de que “los hijos tenemos que contribuir a restituir lo que nuestros padres han podido hacer mal en un momento de su vida”, lo que ocurrió después no fue tan lindo, pues después de que JRM fuera sentenciado a dos años de prisión la relación se volvió cada vez más y más distante, a pesar de que no cumplió la condena por no tener antecedentes.