Los concursantes de 'Supervivientes' ya han aterrizado en España tras superar la prueba de los cien días en Honduras. Hace poco más de veinticuatro horas los aspirantes a finalistas pisaban Madrid para dirigirse, igual que en ediciones anteriores, una casa rodeada de naturaleza en un sitio desconocido de la capital.
El próximo jueves 29 de junio tendrá lugar la gran gala final del concurso, pero antes tendrá lugar la última expulsión de la edición más reñida de la historia. La cosa está entre Adara Molinero y Artur Dainese, y uno de los dos nominados dirá adiós a la posibilidad de hacerse con el cheque de 200.000 euros.
Visiblemente nerviosa y sin tapar sus deseos de salvarse y seguir luchando hasta el final, la ganadora de 'Gran Hermano Vip' se ha mostrado expectante a su llegada a Madrid esta madrugada. Acompañada por un miembro de la organización del reality y con unos enormes auriculares para intentar aislarse de las polémicas que la han rodeado en los últimos meses, Adara ha guardado silencio, sin revelar cómo se encuentra ante la posibilidad de su expulsión.
Con una sonrisa forzada en algunos momentos, la influencer ha dado la callada por respuesta a la llamativa reacción de su madre y de su hermano al no ir a la última gala a defenderla tras su emocionante puente de las emociones. Tampoco ha querido aclarar si le gustaría acercar posturas con su padre - con el que mantiene una relación de idas y venidas- tras el reality, ni ha confesado si hay posibilidades de reconciliación con Rodri Fuertes, que ya dejado claro que su historia de amor es imposible por mucho que se quieran.
Ahora faltan varios días de incertidumbre y nerviosismo hasta que el jueves descubra si es ella la salvada por la audiencia y si tiene opciones de hacerse con la victoria el 29 de junio o si, por el contrario, su aventura termina en la recta final de 'Supervivientes', algo que lamentaría mucho con gran séquito de fans.