Desde que Shakira estableció su residencia en Miami en abril pasado, su vida ha sido un torbellino de cambios. La estrella ha navegado entre su carrera artística y la crianza de sus hijos, tratando de encontrar equilibrio en un mar de incertidumbre. Sin embargo, detrás de los titulares brillantes y los selfies sonrientes, se esconde una historia de lucha y dolor que amenaza con desgarrar a la familia Mebarak.
En el centro de esta tormenta emocional se encuentra William Mebarak, el patriarca en la sombra cuya salud se desvanece lentamente. A sus 92 años, el hombre más importante en la vida de Shakira está enfrentando las consecuencias de una hidrocefalia con presión normal diagnosticada a mediados de 2022 después de sufrir una caída. A pesar de haberse sometido a intervenciones quirúrgicas exitosas en el pasado, su estado físico actual suscita preocupaciones. La movilidad de William se ha visto afectada considerablemente, su apetito es escaso y su delgadez es evidente. Mientras Shakira intenta mantener una fachada de normalidad, su padre lucha una batalla silenciosa, alejado de los reflectores de la fama.
En busca de la paz familiar: El último deseo de William Mebarak
A pesar de su deterioro físico, William Mebarak mantiene un propósito firme: firmar un tratado de paz entre Shakira y su ex pareja, Gerard Piqué. Consciente de que el tiempo se agota, el patriarca desesperadamente busca la armonía familiar antes de su inevitable partida. Su súplica por la reconciliación no es solo un deseo egoísta, sino un acto de amor que busca proteger el bienestar de sus nietos, Milan y Sasha.
La relación entre Shakira y Piqué ha sido objeto de escrutinio público desde su separación, pero bajo la sombra de la enfermedad de Mebarak, la ex pareja ha encontrado un terreno común. Abandonando los juegos de poder y los intercambios a través de intermediarios legales, han optado por una comunicación directa para abordar los temas relacionados con sus hijos.
Un llamado a la reconciliación familiar
La petición de Mebarak a su hija está marcada por su propia experiencia con la separación. Después de divorciarse de su primera esposa, con quien tuvo diez hijos, buscó la felicidad junto a Nidia Ripoll, la madre de Shakira. A pesar de los altibajos de su propia vida amorosa, siempre ha abogado por la unidad familiar y la felicidad de sus hijos. Por lo tanto, su deseo es que tanto Gerard Piqué como su hija puedan dejar atrás el pasado y construir una relación más sólida y saludable para sus dos hijos pequeños.
El reloj avanza inexorablemente para William Mebarak, pero su deseo final es simple: morir en paz, sabiendo que su familia está unida y que no hay resentimientos que los dividan. Es una súplica de un hombre que ha dedicado su vida a proteger y amar a los suyos, una llamada a la reconciliación que ha surtido efecto en la tensa relación entre Shakira y Gerard Piqué.