La composición musical de Nacho Cano fue una de las más escuchadas y valoradas de los años 80. Formó parte de la banda musical Mecano, que lo llevó a ser famoso. Durante un lapso de tiempo, su trayectoria parecía no tener fin. El triunfo era inconmensurable, pues tenía la total atención de los medios de comunicación y un público que se hacía cada vez más grande. Poco queda de este increíble episodio de su vida y algunos se preguntan qué le pasó. Hoy en día, el artista lleva una vida de “vampiro”. Radicado en un sótano de Madrid, tiene un lado oscuro.
Para entrar en contexto, habría que empezar por los años 80. En ese entonces, Mecano era el grupo más famoso de España. Pero en poco tiempo se convirtió en un fenómeno internacional. Aparentemente, vendió más de 25 millones de discos. Su influencia era tan grande, que hasta llegó a la Casa Real. Sin embargo, esto no bastó para mantener unidos a los integrantes. Entre José y Nacho Cano, los hermanos, hubo grandes problemas. Después de una separación forzosa a partir del año 1992, sacaron un último álbum. En 1998, durante los Premios Amigo, el compositor se subió al escenario y dijo: “Quiero comunicaros que voy a dejar de estar con Mecano”.
Mientras que Ana Torroja y José se enteraron en ese preciso momento, lo siguiente fue la destrucción de su agrupación. Su último álbum tuvo menos éxito y el guitarrista se alejó de los reflectores por algunos años. Hizo contados intentos por volver a tener la misma notoriedad de antes y fracasó estrepitosamente, así que en la actualidad vive como un vampiro.
La peculiar vivienda de Nacho Cano en Madrid y su hábito oscuro
Cientos de libros, películas y relatos describen historias sobre seres paranormales como los vampiros. Más allá de que tienen una afición por el líquido que corre por nuestras venas, comparten un rasgo distintivo: no soportan la luz del día. Así pues, nos ha parecido muy apropiado nombrar las cosas como son. Según informa El Mundo, Cano no soporta la luz natural. Está en plena transformación, pronto será un caballero de la oscuridad. Y es que vive en el área de la Plaza de Oriente de Madrid, recluido en un sótano donde no entra luz.
De acuerdo con el medio informativo, se trata de un espacio destinado a la portería de un edificio antiguo. Que escasamente tiene rendijas a la altura del suelo que evitan que entre libremente el resplandor del día. No solo siente animosidad por el sol, sino que la luz eléctrica también le incomoda. Como le gusta vivir en la oscuridad, las paredes del piso están pintadas de negro. Algo similar sucede en su casa de Ibiza, donde las paredes son marrones para tratar de conservar el halo de penumbra que más le atrae. A algunos les parece ilógico que, pudiendo vivir en un ático con vistas panorámicas, prefiera las profundidades.
Las gafas de sol deben ser más una herramienta indispensable, que un accesorio para Nacho Cano. ¿Quién lo hubiera pensado?