Tamara Falcó e Íñigo Onieva ya son marido y mujer. El 8 de julio, tal y como estaba previsto, dieron el “sí, quiero”. El día anterior tuvo lugar la preboda, que reunió a múltiples invitados que aparecieron con looks para recordar. Al siguiente día, los automóviles llenaron la entrada de El Rincón para presenciar la que se presumía como la boda del año. Entre rumores y polémicas, muchos de los detalles que se conversaban previamente resultaron ciertos. Además de otros acontecimientos, la boda de los marqueses fue un espectáculo decepcionante. Los invitados no se quedaron con nada, ya se sabe lo que pasó.
En todo matrimonio hay imprevistos. Desde la pérdida de algún objeto de valor a la llegada tardía de algún invitado importante. El enlace de Tamara Falcó e Íñigo Onieva no podía ser diferente, ¿o sí? Más de 400 personas estaban ansiosas por celebrar la unión de una de las parejas más polémicas de la jet set española. A pesar de que todo se pensó y preparó al detalle, hubo muchos desperfectos en una boda que pasaría a la historia. Muy lejos de ser un cuento de príncipes y princesas, a pesar de haber tenido lugar en el Palacio de El Rincón. Te contamos.
Todo lo que estuvo mal en la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva
El casamiento de Tamara e Íñigo estuvo marcado por un acuerdo del que se enteró todo el país y que condicionó todo. La marquesa de Griñón decidió vender la exclusiva de la boda a la revista ¡Hola! Para cobrar, aparentemente, medio millón de euros. Más de 400 personas tuvieron que hacer un gran sacrificio, no utilizar sus teléfonos. Aunque un amigo del ingeniero decidió hacer oídos sordos y publicar una foto del interior de El Rincón.
Además de esto, aseguran que los novios no estuvieron presentes en gran parte del evento. Posiblemente, porque la revista demandó su presencia para sesiones de fotos y declaraciones, pero los invitados tenían la menor prioridad. Sin contar con que se les hizo esperar por más de 45 minutos, en pleno verano y sin móviles para pasar el tiempo. Por otra parte, el ritual religioso también fue un escándalo. Oficiado por tres sacerdotes, a uno de ellos, el padre José Luis, se le quemó la ropa y hubo que detener la misa. Otro de los padres se equivocó de nombre y llamó al empresario por el nombre: “Álvaro”.
El siguiente percance fue que algunos de los amigos del novio estaban pasados de copas, ofrecieron un espectáculo inesperado. Pero lo peor, por mucho, podría ser el uso de urinarios portátiles. Como el palacio tiene tantos años de antigüedad y poco mantenimiento en los últimos tiempos, necesita mucha inversión para adecuar los espacios. Al parecer, solo un lavabo estaba activo. Así que la hija de la Reina de Corazones tomó la decisión de utilizar baños portátiles, de esos que se utilizan en obras o conciertos para todos los invitados. Son incómodos, poco higiénicos y desagradables.
¿La boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva fue de impacto? Puede ser, pero no por las razones esperadas.