El matrimonio de Tamara Falcó e Íñigo Onieva ya ha pasado un tiempo desde su boda y su respectiva luna de miel, unos días de ensueño para ambos, y dentro de los cuales se esperaba que quizá ya pudieran dar los primeros pasos hacia una familia con un hijo, pero aparentemente es algo que tuvo que esperar a causa de las vacunas que tuvieron que recibir por seguridad antes de viajar, lo cual les daba un tiempo de espera de unos tres meses, pero ese tiempo ya ha pasado y la marquesa de Griñón y su esposo definitivamente han estado intentando constantemente el tener a su primer hijo, pero que sepamos Tamara Falcó aún no ha logrado quedar embarazada.
Esto es algo que va aún antes de su boda y de su luna de miel, pues la pareja ha centrado sus esfuerzos en tener un hijo de manera natural y han prescindido de tratamientos artificiales para aumentar sus probabilidades de que Tamara Falcó se quede embarazada. Sin embargo, sí han puesto su confianza en la naprotecnología, la cual conocieron gracias a una amiga de la marquesa y consiste en llevar un seguimiento de los ciclos de fertilidad de la pareja para alcanzar el embarazo de forma natural.
Tamara Falcó tomó acciones desde antes de su boda, aún sin éxito
Desde antes de casarse la pareja ha utilizado la naprotecnología para tener un aumento en las probabilidades de éxito de que finalmente Tamara Falcó pueda quedarse embarazada, ella e Íñigo Onieva están esperando que esto pueda hacer la diferencia entre tener un hijo de manera natural o no, pero a pesar de esto no es la única opción que han barajado. Son diversos los métodos que la pareja ha conversado y que podrían probar en un futuro.
El que no hayan probado la fecundación artificial hasta el momento no significa que no puedan hacerlo en un futuro, pero antes de esto se les han pasado por la mente otras alternativas que están dentro de lo que están dispuestos a probar, como la adopción. La hija de Isabel Preysler comentó que no es una opción que ella y su esposo hayan discutido mucho, pero al final quieren formar una familia y si no pueden hacerlo de manera natural no se cierran a adoptar, pero a pesar de todo tampoco se sienten presionados a tener un hijo, van a su propio tiempo.
Una vida sin hijos también es una opción
Tener un hijo después de los 40 puede hacerse bastante complicado, comentó Tamara Falcó pues marca de cierta forma el inicio de los últimos años de fertilidad para una mujer, pero esto no es algo que realmente presione a la hija de Isabel Preysler o a su pareja. Van a su tiempo y además consideran la vida sin hijos como una opción, pues el proceso de tener un hijo es “lo esperable” luego de casarse, es lo culturalmente impuesto, y es por esto que a pesar de que aún no han podido tener un hijo, tampoco hay prisa.