Tamara Falcó ha sido una mujer famosa desde la cuna, se convirtió en la hija más pequeña deIsabel Preysler y eso le hizo ser una de las personas más conocidas y cotizadas del momento, de hecho, toda su vida ha sido frente a una cámara, foco o plató de televisión, porque las mujeres que nacen siendo famosas, acaban siendo celebrities desde el minuto uno. Pero, lo más importante, de estos datos, es que Tamara Falcó, después de muchos años, forma parte de la socialité española y, ahora, todo el interés recae sobre ella y no sobre su madre, que ha estado años, en el punto de mira de los empresarios, periodistas y medios de comunicación.
Pero, sin embargo, ahora parece que Tamara Falcó no quiere ser una persona famosa, no quiere ser conocida. Al parecer después de casarse conIñigo Onieva y convertirse en la mujer del ''nanosegundo'', la Marquesa no quiere ser famosa, le encantaría ser anónima y que respetaran su intimidad pero, como diría Rocío Jurado, ''ahora es tarde, señora''. Tras convertirte en una de las personas más conocidas del momento, estar en un momento laboral pleno, con colaboraciones en televisión, no puedes bloquear tu intimidad. Parece que los bloqueos están de moda y todas las celebrities, se quejan de la invasión de la intimidad pero, sin embargo, cuando necesitan de la prensa, porque no están en el foco mediático, se les olvida lo de la intimidad. Y, la última de Tamara Falcó ha sido que haya usado una especie de bloqueo botánico de la nueva fachada acristalada de su casa con plantas de altura. Para no querer irse a una casa tan pequeña (auque tenga 160 metros cuadrados) la Marquesa se está tomando muchas molestias y estaría dispuesta a bloquear todo tipo de perfil que se precie para que no se pueda captar ninguna imagen de la pareja juntos, dentro de su nuevo nido de amor.
Iñigo Onieva no quiere vender su casa
Aunque, mucho se habla de nidito de amor pero, poco de que Iñigo Onieva no está de acuerdo con eso de ir a vivir juntos, bueno, quizás vivir juntos, sí. Pero, lo que no hará, bajo ningún concepto, será vender su piso de soltero, sobre todo, porque lo puede usar de 'oficina' (o de picadero, está claro), allí podrá tener sus aventuras sexuales, sin que nadie le pille. Eso sí, esperemos que no tenga portero, porque si no, seguro que se lo cuenta a todo el vecindario.