Las declaraciones de Rocío Carrasco en la televisión parecen no dejar de salpicar a todos sus vinculados, ya le dedicamos una nota a como su hija Rocío Flores era atacada por comentarios de su madre en televisión, ahora le toca recibir a Ortega Cano, último esposo de Rocío Jurado, madre de Carrasco, a quien la presentadora madrileña embistió sin misericordia en un episodio de “En el nombre de Rocío”.
Una vida embriagada por alcohol y las adicciones de la fama
Ortega Cano tenía problemas con el alcohol, al punto de ir a prisión por homicidio imprudente mientras conducía de forma temeraria, ocasionando la muerte de Carlos Parra Castillo en el año 2011, esto puede dar a entender cómo podría haber sido el torero respecto a otros ámbitos de su vida, como una experiencia que cuenta Rocío, durante los últimos meses de tratamiento de su madre en el hospital, y como Ortega Cano la trató en ese entonces.
“Él lo que ha hecho es tener menos vergüenza que yo y de lo que tenía que haberse preocupado no es del tiempo que estuvo con ella, sino de la calidad de vida que le dio”, explicó Rocío Carrasco.
Rocío no tiene pelos en la lengua con sus declaraciones
“Yo creo que había una mezcla entre dolor y conciencia. Cuando hablo de conciencia hablo de remordimiento, de mala conciencia por saber que no había hecho las cosas correctamente. Le costaba asumir la enfermedad y asumir cómo se había portado con ella. Pero no es verdad que él empiece a tener el problema que tiene por la muerte de mi madre. A lo mejor se eleva la intensidad, pero él ese problema lo tiene desde mucho antes”
Carrasco comentó algunas cosas durante esa época que dejarían con la mandíbula en el piso a cualquiera, pero lo que hemos citado hasta ahora no es más que la punta de la punta del iceberg, el entrante, el plato fuerte está por venir.
Llegó el momento de irse del hospital, y Rocío invitó a Ortega Cano a descansar en su casa para posteriormente volver al día siguiente, el torero aceptó, y hasta ahí todo bien, pero según dice Carrasco, Ortega le decía las cosas con retardo, pues ya en su hogar, Cano le empieza a reprochar que ella no es nadie para decirle qué hacer, “tú me vas a decir lo que yo tengo que hacer cuando tú estás matando a tu madre”.
Rocío Flores continúa con el relato: “Así termina la conversación, yo me pongo a llorar, no entiendo nada y Fidel, que estaba ahí en ese momento, le dice ‘José, estamos en un treinta y pico, si le vuelves a decir eso a mi mujer, me bajo contigo por los cristales para abajo. Como tengas la poca vida y la poca vergüenza de decirle eso, nos vamos para abajo los dos”.
Poco espacio para la interpretación nos deja todo esto, después de la emisión del programa, Carrasco comentó que ni en sus toreos Ortega Cano estuvo siempre en totalidad de sus sentidos, puntualizando nuevamente sus problemas con la bebida, añadiendo finalmente cuando se le preguntó si consideraba que Ortega había maltratado a su madre: “Vamos a decir que no le dio buen trato”.