Tamara Falcó e Iñigo Onieva celebraron su boda tras una sonada infidelidad que los separó durante varias semanas. Parece apropiado acotar que el destino, aunque suene infantil, no estaba dispuesto a ceder ante el capricho de la novia. Su sueño de pasar por el altar se volvió una pesadilla días antes de dicho enlace. Eso sí, contra todo pronóstico dieron el “sí, acepto”. Después de todo el escándalo, ahora se sabe que no viven juntos y que su matrimonio podría acabar más pronto que tarde.
Muchos creían que no lo lograría, pero Tamara Falcó e Íñigo Onieva por fin se casaron. A la ‘boda del año’ le siguió la ‘luna de miel del año’. La pareja hizo de su viaje de novios una sesión fotográfica muy profesional, con instantáneas listas para imprimir en las páginas de las revistas más chic. Primero se fueron a Sudáfrica de safari para observar animales salvajes y maravillarse en un entorno natural único. Esta gira continuó en París, y luego disfrutaron de unos días en Cádiz. Usaron los ingredientes de un amor de película, las localidades más espectaculares, gestos cómplices y hasta el mínimo detalle fue atendido.
Sin embargo, esta historia parece no tener el final de cuento de hadas que prometía. Lo cierto es que el matrimonio no hace vida en común, viven separados como si estuvieran al borde del divorcio. Muchos aspectos generan suspicacia.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva, ¿matrimonio arreglado?
La luna de miel fue tan romántica y perfecta que se esperaba que los ‘tórtolos’ dieran inicio a su convivencia con toda la energía. No obstante, su regreso a Madrid fue extraño. Ya había sospechas y fue Isabel Preysler quien confirmó que su hija continúa viviendo en su casa a la salida del Teatro Real. Así que esta nueva etapa de sus vidas comenzó por separado, cada quien en su respectivo hogar.
Desde el año 2020, Tamara es dueña de un ático en la urbanización Puerta de Hierro en Madrid, muy cerca de la propiedad de su madre. Es un piso que cuenta con 186 metros cuadrados repartidos en cuatro habitaciones, tres baños y dos terrazas. Y ya está listo para ser habitado.
En estas últimas semanas, ambos han llegado a los lugares a los que deben acudir por separado. Cada uno concentrado en sus labores personales, como si siguieran siendo novios. Unos reporteros le preguntaron al ingeniero sobre esta situación, su actitud se volvió muy seria y no respondió. A todas luces, es un acontecimiento muy extraño, puesto que el primer año de casados es para la convivencia y para descubrir la dinámica en pareja. También, los recién casados suelen desbordar amor y pasión, no quieren pasar tiempo separados.
La marquesa de Griñón quería formar una familia y tenía mucho qué ofrecer a su novio, un joven que no cuenta con los mismos recursos que ella. ¿Después de tantas infidelidades el corazón late igual por la misma persona? Puede que sí, puede que no. Pero siempre hubo rumores de que el empresario se casaba por dinero y, hasta la fecha, los hechos no parecen desmentir esta acusación.
Todo indica que Tamara Falcó e Íñigo Onieva tomaron una decisión apresurada al casarse. Solo el tiempo lo dirá.