En una noche donde las estrellas brillan con sus mejores galas, John Cena decidió tomar un camino menos convencional, dejando a todos con la boca abierta. El Dolby Theater de Los Ángeles, escenario de innumerables momentos icónicos, fue testigo de cómo el actor y ex luchador se presentó para entregar el Oscar al mejor vestuario de una manera que nadie olvidará: completamente desnudo, cubriendo su intimidad únicamente con el sobre que contenía el nombre del ganador.
La gala, que contaba con Jimmy Kimmel como maestro de ceremonias, revivió de manera inesperada uno de los episodios más comentados de la historia de los Oscars. Remontándonos al año 1974, cuando un espontáneo desnudo interrumpió la transmisión en vivo, Kimmel insinuó que este año, Cena sería el encargado de recrear aquel inolvidable momento.
La conversación entre Cena y Kimmel se desarrolló con Cena asomando solo la cabeza desde detrás del escenario, sugiriendo su desnudez, hasta que finalmente se reveló que, efectivamente, no llevaba nada puesto. En un giro humorístico e irónico, Cena reprochó a Kimmel por sugerir una idea "de tan mal gusto", defendiendo que el cuerpo masculino no debería ser motivo de burla. Sin embargo, el tono de la velada cambió cuando Cena, protegiendo su modestia con el sobre, se vio en la encrucijada de anunciar al ganador sin revelar más de lo debido.
En este punto, la situación alcanzó su clímax cuando las cámaras se giraron hacia los nominados, y Kimmel intervino para cubrir a Cena con una túnica reminiscente del vestuario de la Sirenita, salvando la situación con humor y elegancia. Cena aprovechó el momento para destacar la importancia del vestuario en el cine, antes de confesar que, como luchador profesional, al menos estaba acostumbrado a usar mallas.
El premio, que finalmente fue a parar a manos de Holly Waddington por su excepcional trabajo en "Pobres criaturas", marcó el tercer galardón de la noche para la película, destacando en una categoría reñida con nominados de la talla de "Barbie", "Los asesinos de la luna", "Oppenheimer" y "Napoleon".
Querid@s salser@s, esta noche los Oscars nos han dejado con una anécdota para la historia, demostrando que, en el cine como en la vida, el atrevimiento y la originalidad son, sin duda, el mejor vestuario. John Cena, con su audaz presentación, nos ha recordado que, más allá de las prendas que llevamos, lo que verdaderamente nos viste es nuestra capacidad para sorprender, innovar y, sobre todo, hacer reír. ¿Qué os ha parecido este momento tan peculiar de los Oscars? ¿Creéis que ha sido un acto de valentía o simplemente una broma de mal gusto? ¡Espero vuestros comentarios, salser@s!