Después de casi un año de tira y afloja con Tamara Falcó e Íñigo Onieva, finalmente el día de la que se decía sería la boda del año ha ocurrido, la hija de Isabel Preysler y el empresario madrileño finalmente son marido y mujer. No ha sido un viaje fácil para los dos, pues las constantes noticias y tensiones entre varias partes han hecho pensar en más de una ocasión que la boda no ocurriría.
Las madres de los novios y su poca comunicación dan mucho qué pensar
Entre rumores y comentarios respecto a recortes en la boda y la presunta falta de los fondos necesarios para pagar todo, la boda salió muy bien según se ha podido ver a través de las fotografías tomadas por la prensa y algunos comentarios de los invitados (sin tener en cuenta, claro, ciertas eventualidades), que según se pudo apreciar fueron alrededor de 400 personas, una cifra superior a la esperada pues se rumoreaban cantidades inferiores a causa de lo anteriormente mencionado.
Sin embargo, de esos aproximadamente 400 invitados, hay dos figuras que resaltan sobre todas las demás, dos figuras que generalmente se posicionan frente a frente una a la otra, se habla de unas tensiones tan grandes que se sentían en el ambiente, evidentemente, se hace referencia a las madres de Íñigo Onieva y Tamara Falcó, Carolina Molas e Isabel Preysler, respectivamente.
Las dos fueron invitadas a la boda, y por nada del mundo iban a faltar, desde semanas antes ya se teorizaba sobre casos donde habría una competencia muy encarnizada por demostrar quién podía robar más cámara entre las dos señoras, y una vez llegada la boda, el escenario que ocurrió dejó mucho a la interpretación.
Carolina Molas declaró el día de la boda que estaba “un poco nerviosa”, es un momento que esperó durante mucho tiempo junto a su hijo así que es normal que se sienta como se sentiría cualquier madre, incluso la vimos llorando en el momento en el que su hijo y la de Isabel Preysler se juraron lealtad, pero parece ser que los planes de la reina de corazones le amargaron un poco el día.
La exclusiva de la boda quedó a jurisdicción de la revista ¡Hola!, familiar y prácticamente íntima de Isabel Preysler. En dicho reportaje participó igualmente Carolina Molas, pero según se hablaba, la jornada de fotografías y entrevistas resultó extenuante para la madre de Íñigo Onieva, quien habría tenido que quedarse más allá de lo que le hubiera gustado con tal de cumplir con el ya mencionado reportaje.
Carolina Molas desmiente todo
Adicional a todo lo mencionado, dio mucho que pensar lo poco que se hablaron las madres de los ahora esposos durante la boda. Dio lugar a teorías, se dice que se llevaban mal, que había tensiones entre ellas y que apenas y podían verse, pero según la versión de Carolina Molas, nada de esto es cierto. Igualmente, la familia de Íñigo Onieva asegura que las dos mujeres apenas se conocen, no han tenido tiempo de forjar una relación, por lo cual no habría tensiones para empezar.