Atónitos quedaron todos con la noticia del supuesto acto que cometió Daniel Sancho, el asesinado de Edwin Artega, que según un medio tailandes era su pareja y el móvil del homicidio habían sido “los celos y el miedo al engaño”, algo que aún debe probarse pero que visto lo visto es muy probable que sea la versión real de los hechos. Las pruebas no ayudan a Daniel Sancho, quien fue capturado en cámara comprando cuchillos y una sierra. Lo más fuerte en contra del caso del hijo de Rodolfo Sancho es él mismo, pues el hombre de 29 años confesó haber cometido el crimen a pesar de haber negado en una primera instancia.
La vida en la cárcel o la muerte
El sistema penal de Tailandia es con diferencia uno de los peores del mundo, para los imputados específicamente. Tenemos un antecedente que da una clara imagen de esto, involucra a Frank Cuesta y su entonces esposa Yuyee Alissa Intusmith. La mujer fue atrapada con 0.2 gramos de cocaína, cosa que Frank Cuesta desmintió, afirmando que se trataban de 5 miligramos, una cantidad proporcionalmente bastante inferior a la que se le quería imputar y con un mísero valor aproximado de 25 centavos de euro. Sin embargo, causó que Yuyee Alissa Intusmith fuera condenada a 15 años de prisión, no solo por la cocaína sino que además se le intentaron imputar cargos de contrabando de animales, lo cual Frank Cuesta desmintió rotundamente y calificó de ataque a su carrera.
Finalmente la ex esposa de Frank Cuesta salió de la cárcel a los 6 años y medio, pero fue una experiencia mucho más traumática que la de muchas cárceles del mundo. Se trata de un sistema implacable con los presos, donde pueden incluso morir dentro de las paredes de la prisión por la poca seguridad de la que gozan, y sin parar ahí, conocida es la corrupción dentro del sistema legal, que da lugar a muchos otros riesgos y situaciones que pueden desarrollarse de forma peligrosa para cualquier recluso.
Si lo ponemos en perspectiva, Yuuye Alissa Intusmith fue condenada a 15 años por dos gramos de cocaína, o 5 miligramos si le hacemos caso a las afirmaciones de Frank Cuesta, la posesión de drogas es un delito inmensamente grave sin importar su coste. Ahora, si trasladamos este sistema penal a un homicidio, legalmente la condena por matar alguien puede ir a 15 a 20 años, y sería la ”mejor” salida pues las otras opciones son la cadena perpetua o la pena de muerte.
Sin lugar a dudas, Daniel Sancho está entre la espada y la pared, se teme por su integridad física en base a lo anteriormente expuesto, o incluso su vida, pues podría ser ejecutado en cualquier momento, pero mientras continúan las investigaciones, solo queda esperar al resultado de todo.