Uno de los mayores tabúes de la actualidad, a pesar de la evolución de la sociedad, es someterse a cirugías estéticas, una decisión personal que abre cada cierto tiempo un debate alrededor de qué tan bien o mal visto está realizar este tipo de modificaciones al cuerpo. Esto último es algo que con el paso del tiempo se intenta dejar de esconder junto con promover la aceptación de cuerpos fuera de los cánones de belleza establecidos durante las pasadas décadas, en una forma de buscar la aceptación de las decisiones de cada quien, siempre en pro de aceptar tu físico, con o sin cirugía.
Si bien hasta ahora la norma ha sido que se intenta ocultar cuando alguien se somete a una cirugía estética para dar la impresión de que un cambio físico radical ha sido “natural”, cada vez son más y más las personas que hablan abiertamente e incluso presumen de las cirugías que se hacen. Al final del día esto tiene sentido pues muchas veces la idea es lucir el cuerpo por el cual, de paso, pagaste una buena cantidad de dinero.
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Anitta es una amante de las cirugías estéticas, no se esconde
Mientras hay grandes celebridades como Kylie Jenner que durante años han intentando esconder sus cirugías estéticas, haciéndolas ver como cambios físicos naturales, también está la otra cara de la moneda, extremadamente invertida, como la cantante y bailarina carioca Anitta, que ha hablado públicamente sobre su físico o cómo se llama a sí misma “de plástico”, y además, ama serlo.
El rostro y físico de Anitta ha cambiado mucho en un lapso de poco más de 10 años, como se ha podido ver gracias a un recopilatorio hecho por un usuario de la red social TikTok, donde muestra a la artista del año 2013 en adelante, donde se pueden apreciar sus cambios físicos desde dicho año hasta la actualidad, donde el resultado final no tiene nada que ver con la imagen de la carioca hace 11 años, algo de lo que ella misma ha hablado, y se siente orgullosa de su físico actual.
Antes de tener dinero para hacerse cirugías estéticas, Anitta recurría a otras técnicas para verse mejor de cara a otras personas. Hacía mucho uso de Photoshop donde muchas veces la gente que la veía se sorprendía de su verdadero aspecto, lo que una vez tenía el dinero adecuado le dio una idea que le cambiaría la vida.
Anitta se editó a ella misma y fue con una cirujana plástica. Le enseñó la fotografía y le explicó a la cirujana que quería verse así. El resto es historia. Con el paso de los años la carioca fue perfeccionando su físico hasta llegar a ser “un Frankenstein”, como ella misma se define, asegura que le encanta y no tiene ningún problema con ser una mujer artificial. Está feliz con su físico y es todo lo que necesita para ser feliz.