El matrimonio entre los reyes está irremediablemente roto, y es una realidad, una realidad que muchos ya se olían de lejos, ya que desde hace meses sonaba una evidente crisis matrimonial entre Felipe VI y la reina Letizia. Sin embargo, ahora que Jaime del Burgo ha soltado parte de sus historias con la reina consorte, el matrimonio de los reyes está peor que antes, y es por eso que cada vez más el divorcio luce como una buena opción.
Los reyes no van a divorciarse ni porque se acabe el mundo
Pilar Eyre ha explicado que el matrimonio de los reyes está sulfatado, completamente inservible y que no hay nada que puedan hacer para volver a estar enamorados, y ella misma indicó que un divorcio era lo más probable entre los reyes. Sin embargo, Zarzuela ha hecho evidente algo que ya había explicado Jaime Peñafiel: cese temporal de convivencia.
Este sería el mejor método para evitar una crisis mayor entre el rey Felipe VI y su esposa, además de que el divorcio no es para nada factible en estos momentos pese a que el amor entre la “pareja” ya no existe. La reina consorte Letizia no quiere desprenderse del poder que le da la corona, por lo que pagaría lo que fuera para seguir siendo reina; aunque en el caso de Felipe VIes diferente, ya que este si pudiera firmaría el divorcio cuantas veces haga falta, pero sabe que esto no le beneficia a él, ni a su hija, ni a la corona como institución. Es por eso que antepone su deber como rey antes que nada y está dispuesto a continuar con Letizia Ortiz por un bien mayor, pero eso sí, con cese temporal de convivencia de por medio.
El plan que tiene Zarzuela para hacer que la corona siga como si nada
El golpe de imagen que ha recibido la reina Letizia ha sido brutal. Los medios le han dado una paliza a la reina en temas mediáticos, ya que ser una reina adúltera no es poca cosa. Debido a esto es que Zarzuela la quiere tener lejos en estos momentos, todo para esperar que las aguas se calmen. Obviamente esto tendrá una excusa de por medio, pero el plan es que el matrimonio de Felipe VI y Letizia sea igual al de los reyes eméritos: unido por fuera, pero roto por dentro.
¿A qué nos referimos? Pues a nada más ni a nada menos que a un matrimonio por conveniencia, uno en donde ambas partes se mantienen unidas por un bien en común, pero no están juntos. Este fue el caso de los reyes eméritos, quiénes nunca estuvieron enamorados uno del otro y mantuvieron su relación de puertas afuera para que todo el mundo pensara en “unidad”. Con Letizia y el hijo de Juan Carlos I se pretende hacer lo mismo, y realmente es lo mejor que pueden hacer dada la situación.