No debería ocurrir, pero no son raros los casos de familias, o descendientes de estas que pierden sus vínculos por problemas "de más arriba". El que dos hermanos, o dos personas con algún parentesco, sea de sangre o no, tenga una diferencia puede marcar no solo el final de su relación, sino el completo rompimiento de cualquier oportunidad de que futuras generaciones se lleven bien.
No solo es que ocurra en la realeza de España ni mucho menos, ejemplos hay muchos, curiosos por montones y que dejan en evidencia lazos familiares muy destrozados que se ocultan debajo de capas y capas de elegancia y falsa imagen. A veces ni siquiera es un secreto, como ocurre con el caso de Letizia y la infanta Cristina.
Dos amigas que ya no se soportan, sus hijas tampoco a pesar de que apenas se conocen
Algo histórico en el historial de la reina consorte es que en realidad tenía una buena relación con la hermana mayor de Felipe VI y en su momento con Iñaki Urdangarin. Las dos parejas eran cómplices hace ya más de dos décadas y la verdad es que les iba bastante bien, hasta que la infanta Cristina pidió un favor que le costó su relación con su cuñada.
Los padres de Iñaki Urdangarin visitarían Madrid con motivo del pronto nacimiento de Irene Urdangarin, la hija más pequeña del matrimonio y, por la importante ocasión no le parecía acorde a la infanta Cristina hospedar a sus suegros en cualquier sitio, por lo cual quería que se quedaran temporalmente en Zarzuela. Felipe VI no tenía problema en absoluto, aunque el “pero” llegó con Letizia, quien estaba también embarazada, en este caso de Leonor de Borbón.
La respuesta es la que muchos esperarían de alguien como la reina consorte, no solo se negó, sino que se excusó con "no me apetece tener en casa a dos personas que no conozco". Cada quién manda en su casa, pero podríamos entender el que la cuñada de Letizia no se lo tomara bien. No fue para menos pues desde este punto la comunicación se volvió mínima y las interacciones apenas existentes, y ni hablar de sus hijas.
Leonor de Borbón no tenía relación con ninguno de sus primos excepto Irene Urdangarin, pero por lo arriba expuesto llegó un momento en el que simplemente desaparecieron de sus vidas mutuamente. Su relación se volvió inexistente y técnicamente hablamos de dos desconocidas que en su momento se llevaban bien para variar. Resultará en una lástima para muchos que estas dos chicas que además casi comparten edad estén alejadas por rencores que realmente no les conciernen. Sin embargo nada nos asegura que está situación será así para siempre, este año Leonor de Borbón cumplirá sus 18 y será una joven adulta al igual que Irene Urdangarin, nada lo garantiza pero quizá podría haber una chispa que las lleve a recuperar el contacto perdido.