No poco se ha hablado de la líbido de Juan Carlos I, la cual seguramente no es normal, ya que durante su juventud el rey emérito tenía una pasión casi insana por tener sexo con mujeres, algo que le ha valido el título de “el rey de las 5.000 amantes” de parte del ex coronel Amadeo Martínez Inglés, un número que resulta demasiado exagerado, pero el cual asegura el coronel que podría ser incluso mayor.
Es bien sabido que Juan Carlos I no es recordado como un esposo ejemplar, ya que nunca le fue del todo fiel a la reina Sofía de Grecia, y aunque cuidaba a su familia y también a su esposa, prefería mil veces estar en cama con otras mujeres, muchas veces más jóvenes que él, o es lo que asegura Amadeo Martínez, el cual explicó en su libro “Juan Carlos I. El rey de las cinco mil amantes” que el emérito recibía ayuda por parte de Casa Real para que este pudiera estar con todo tipo de mujeres sin que hubiera ningún tipo de problema.
Esto era debido a que el emérito no podía aguantar sus ganas de estar con mujeres, y era mejor apoyar al emérito en sus deseos que arriesgarse a cualquier filtrarse, extorsión o demás. Debido a esto, hubo grupos especializados en apoyar a Juan Carlos I en sus infidelidades, o al menos es lo que cuenta el coronel retirado, el cual también dice que Zarzuela traía mujeres de fuera de España en vuelos privados para que pudieran tener sexo con el padre de Felipe VI.
Zarzuela gastaba dinero para evitar que cualquiera se enterara de las infidelidad del rey emérito
Hoy en día es un poco más normal hablar de lo infiel que ha sido Juan Carlos I a la reina Sofía, pero en su momento era un tema que no se podía tocar. Había muchos secretos y también mucho rumor, y para que todo se mantuviera de esa forma, Zarzuela hizo mucho, pero sobre todo, gastó mucho.
Al rey emérito le habilitaron “picaderos”, lo llevaban en helicóptero en secreto para que no se viera públicamente a dónde iba y le traían mujeres de afuera para que se acostaran con Juan Carlos I. Esto último lo hacían, según Amadeo Martínez Inglés, con mujeres que el padre de Felipe VI quería ver y que eran extranjeras, aunque no sorprende, ya que el rey emérito siempre tuvo un gusto culposo hacia las mujeres de otros países.
El caso es que estos vuelos no eran baratos ni mucho menos, ya que eran vuelos privados destinados a preservar la identidad de la persona que viajaba en él y que no se supiera ni siquiera su destino, aunque obviamente su destino era la cama del emérito. Sea como sea, sorprende lo mucho que Zarzuela ayudó al emérito en sus “fechorías” para serle infiel a la reina Sofía de Grecia, aunque es bien sabido que el matrimonio de ambos fue solo uno por conveniencia.