La vida real de Felipe VI y Letizia dista mucho de la perfección que proyectan en público. Los rumores siempre han rondado a esta pareja, pero detrás de sus sonrisas y complicidad, se esconde una historia de crisis y tensiones que casi acaban con su unión matrimonial. La cronista Pilar Eyre destapó los entretelones de una relación real marcada por conflictos profundos, decisiones cruciales y una tercera persona que casi acaba con este matrimonio. Sin embargo, esta supuesta tercera persona en discordia, lejos de los estereotipos, no fue una amante secreta, sino una figura muy influyente en la vida del rey Felipe que desencadenó el caos en su relación.
“Se casaron hace 19 años, en 2004, y desde el principio hubo rumores de crisis. Yo recuerdo los primeros meses que ya decían ‘van a hacer un comunicado, van a anular el matrimonio…’ había siempre rumores de que el matrimonio iba mal, que había peleas, que además solían ser por los familiares de Felipe”, afirmó la cronista Pilar Eyre en su columna en la revista ‘Lecturas’. Sin embargo, fue en 2013 cuando la crisis alcanzó su punto álgido.
“Ese año fue la crisis más fuerte. Quizá hubo otras más fuertes pero las llevaron en la intimidad, pero de esta nos enteramos todos. En esa época, Letizia estaba muy delgada, tensa y con muy mala cara. Venía mucho a Barcelona, un poco huyendo de Madrid. Tenía un grupo de amigas con las que se sentía muy a gusto y protegida”, reveló la experta en Casa Real.
La crisis desatada por Juan Carlos I
De manera sorprendente, el rey emérito Juan Carlos I fue el responsable detrás de la crisis matrimonial de Felipe y Letizia. Inmerso en problemas, buscó desviar la atención mediante la difusión de información negativa sobre Letizia en los medios. La presión sobre la entonces princesa de Asturias fue abrumadora, generando incluso rumores de un inminente divorcio. Como era predecible, la reacción de la reina Letizia fue distanciarse de su familia política. A consecuencia de las acciones del rey emérito, Letizia “se sentía muy mal y hubo fuertes rumores de que se quería separar de Felipe". Letizia ya no podía soportar más esa situación y no estaba dispuesta a vivir así el resto de su vida.
La encrucijada de Letizia y la elección de Felipe
Sin embargo, la idea del divorcio fue descartada por la reina debido a que, en caso de separarse, tendría que despedirse de sus dos hijas, Leonor y Sofía. De acuerdo con los acuerdos prenupciales, si la relación se desmoronaba, las niñas quedarían bajo la custodia del rey Felipe VI en la Zarzuela, A pesar de ello, la situación parecía encaminarse hacia un escenario similar al de Juan Carlos y Sofía, quienes se han mantenido juntos durante décadas, pero sin establecer ningún tipo de vínculo afectivo.
Finalmente, Felipe VI entendió la necesidad de cambiar el rumbo de la situación. Ante la elección entre apoyar a Letizia o a su familia, optó por dejar de respaldar a su padre, envuelto en escándalos de corrupción, priorizando en su lugar a su esposa y su núcleo familiar. Cuando estalló el caso Nóos, Letizia presionó a su marido para que Juan Carlos I abdicara. El rey emérito se retiró de forma controvertida, exiliándose en los Emiratos Árabes. Esto resultó ser la salvación de su matrimonio, dejando atrás esa crisis en el pasado.