La vida de la reina emérita Sofía desde que Letizia entró en la familia real, y sobre todo desde que se convirtió en reina, no es la misma de antaño. Antes, como esposa del rey Juan Carlos I, era la ama y señora de palacio. Mientras su marido se iba de picos pardos, ya fuera por la península o durante sus estancias en Mallorca, se quedaba al mando del servicio y de organizar los eventos de quienes iban y venían por ambos palacios como Pedro por su casa a costa del sueldo que cobraba de los españoles. Ya que no podía controlar a Juan Carlos, por lo menos cogía las riendas de lo que ocurría dentro de los muros.
Pero como decíamos, la vida de Sofía dista mucho de aquella en la actualidad. La emérita está arrinconada. Ha perdido toda influencia en lo que ocurre en palacio. Ya no es esa maestra de ceremonias y anfitriona de fiestas casposas.
Marivent, el último vestigio donde Sofia se siente reina
Distinto es el asunto en Marivent. Allí pasa más tiempo que el resto de los miembros de la familia real y tiene más cancha para hacer y deshacer. Mallorca es el único vestigio que le queda para seguir sintiéndose reina. Y no siempre. Cuando Felipe y Letizia andan por allí, Sofía vuelve a ser un cero a la izquierda que se refugia en sus estancias, reticente a aceptar que su etapa dorada ya pasó.
Así las cosas, la estampa que una vez un invitado vio en la Zarzuela, también se repite a diario en Marivent mientras los reyes pasan sus vacaciones en la mansión de la isla balear. Nos referimos a aquella escena terrorífica, inquietante y siniestra que reveló Pilar Eyre en la revista Lecturas.
Escena de terror son Sofía como protagonista
Según la periodista especializada en la casa real, un invitado que se perdió por palacio reveló que se había topado con una estancia en la que estaban Sofía y su hermana, la infanta Irene, “solo iluminadas por una lámpara de pie, estaban cenando las dos hermanas en una mesa camilla, vestidas de negro... En silencio y sin esas sonrisas profesionales que siempre exhiben en público parecían dos ancianas. ¡Se las veía tan griegas! Me impresionó la escena”.