Casa Real

La reina Sofía y su hermana, la tía Pecu, contactan con espíritus, el más allá y ovnis

La reina Sofía y su hermana Irene heredan la pasión por lo intangible de su madre

Barcelona. Martes, 20 de febrero de 2024. 16:15
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Irene de Grecia y Sofía

La vida de la reina Sofía ha dado un giro desde que el rey Felipe VI decidió exiliar a Juan Carlos I a Abu Dabi. Es cierto que ya dejaron de hacer vida de pareja hace años. Pero Juan Carlos I no dejaba de ser la referencia de Sofía. En medio de la soledad en el Palacio de la Zarzuela, Sofía ha encontrado consuelo en su hermana Irene de Grecia, cariñosamente conocida como "tía Pecu" por el rey Felipe desde su infancia. La relación entre ellas se ha fortalecido con el tiempo, convirtiéndose en un apoyo fundamental para la reina emérita.

Irene de Grecia, quien perdió su ciudadanía griega tras la abolición de la monarquía en su país natal, se ha adaptado a su vida en España desde los años ochenta. Su presencia constante en la Zarzuela ha consolidado su vínculo con Sofía, compartiendo intereses comunes y una profunda espiritualidad. Ambas se destacan por su compromiso con obras benéficas y su participación en proyectos solidarios.

Sofía e Irene de Grecia
Sofía e Irene de Grecia

La reina Sofia y la tía ‘Pecu’ contactan con el más allá

Una de las pasiones compartidas entre Sofía e Irene es el interés por lo esotérico y lo desconocido. Este interés tiene origen en su madre, Federica de Grecia, quien practicaba el espiritismo y aseguraba comunicarse con su difunto esposo desde el más allá. Decía que le brindaba consejos para gobernar el país se los transmitiera a su hijo Constantino. Sofía continuó esta práctica, llevando a cabo sesiones de espiritismo con su hermana Irene.

Juntas, exploran los misterios del mundo esotérico, desde la presencia de ovnis hasta la quiromancia y el ocultismo. Estas sesiones les permiten establecer una conexión única con sus padres fallecidos, siguiendo una tradición familiar arraigada en la creencia de que la comunicación trasciende los límites de la vida terrenal.

La fascinación de Sofía e Irene por lo esotérico ha generado un lazo espiritual profundo entre ellas, proporcionándoles consuelo y compañía en tiempos de soledad. A través de estas prácticas, exploran los reinos de lo desconocido y encuentran un sentido de continuidad en su conexión con sus seres queridos más allá de la vida física.