Dependiendo de a quién le preguntes, el matrimonio de los reyes Juan Carlos I y Sofía de Grecia puede verse como una comedia romántica o una tragedia, una relación tan curiosa que aún sigue siendo noticia a día de hoy. No es raro que ocasionalmente se recuerden momentos controversiales de la vida privada de los reyes o que incluso se descubran datos nuevos a raíz de investigaciones que destapan secretos bien ocultos, especialmente del emérito, que nunca ha dejado de ser alguien cuya imagen es tóxica para la corona a causa de todo lo que ha hecho con el paso de los años.
Es por esto que muchas historias que comprenden el matrimonio de los antiguos reyes son borradas por Zarzuela, pues vistas a día de hoy serían tan escandalosas que si el rey no hubiese abdicado en el año 2014 se le obligaría a hacerlo en la actualidad. Para ejemplos hay una enciclopedia, muchos referentes al mayor estigma con el que carga el emérito, el de mujeriego.
La reina Sofía no es querida en Zarzuela
Juan Carlos I era cazado por su esposa constantemente, quería atraparlo in fraganti
En la actualidad, medio mundo conoce que el emérito le era infiel a su esposa cada vez que podía. Para él estar casado no era más que una cadena. Siempre lo demostró con creces y sin ninguna intención de ocultarlo más allá de la que se le imponía desde Zarzuela, pues un rey con tantas amantes definitivamente no era la mejor publicidad.
Sin embargo, hace 40 años todo esto era en parte rumor y en parte sospecha. Eran tiempos muy distintos y ni siquiera Sofía de Grecia tenía la certeza de si su esposo le era infiel o no. No podía soportar la incertidumbre a pesar de que estaba casi segura de este hecho, el cual cada vez era más un secreto a voces y es por esto que la emérita quería verlo con sus propios ojos.
En esta anécdota, Juan Carlos Iestaba con una de sus amantes más conocidas, Bárbara Rey, con la cual se veía en un chalé de Madrid en el cual se citaban con la máxima discreción. Podían entrar por el garaje así que nadie los veía juntos hasta que ya estaban dentro del chalé, una vivienda lujosa, perfecta para los estándares del rey emérito.
Esta información llegó a los oídos de la emérita, quien con un grupo de escoltas salió a altas horas de la madrugada con la intención de finalmente atrapar a su esposo en el acto, un momento que se recuerda como uno verdaderamente intenso en la vida de los anteriores reyes.
No era la primera vez que Sofía de Grecia intentaba una maniobra como esta, y tampoco sería la última, pero Juan Carlos I siempre iba varios pasos adelante con la información y esto le daba ventaja sobre su esposa, por lo que hasta donde sabemos, la operación de Sofía de Grecia para atrapar a su esposo no tuvo éxito, pero igualmente se terminó enterando de todas las obscenidades que hacía su esposo a sus espaldas. Era un matrimonio roto.