A lo largo de todos estos años, se ha especulado mucho acerca de la posición de la reina Sofía en el conflicto que envolvió a Juan Carlos I. Asimismo, de las decisiones que tomaron desde la Casa Real para mitigar los daños colaterales de las aventuras del anterior rey. No obstante, entre las razones que nunca se hicieron públicas, se encuentra por qué la emérita dejó de existir para Zarzuela en cuanto su marido anunció su retiro en 2019. Su nombre ya no aparece en la agenda de actos oficiales, solo por la Fundación que lleva su nombre. Finalmente, decidió dejar España atrás. Se muda.
La reina Sofía ha dicho que desea seguir “sirviendo a nuestro país”. Ya no forma parte de la agenda de la Familia Real, eso sí, se le ve muy activa. Acude a las sedes del Banco de Alimentos y está al tanto de los proyectos con los que colabora la Fundación Reina Sofía. Sin embargo, Leonor está a tan solo unos días de alcanzar la mayoría de edad y Letizia sigue asumiendo responsabilidades, hechos que la obligan a retroceder. Por estos motivos es comprensible que quiera cambiar de rumbo, mudarse a otro país y disfrutar de su jubilación como lo hace Juan Carlos.
El plan de la reina Sofía, irse a vivir a Grecia
Doña Sofía ha visitado su tierra natal en los últimos años con mayor asiduidad, sobre todo, cuando regresó el rey Constantino. No obstante, el portal griego Protothema asegura que la madre de Felipe estaría considerando irse a Grecia y pasar ahí el resto de sus días. Hasta los momentos, Zarzuela no se ha pronunciado. Por lo que no es una información oficial, pero sí tiene mucho sentido.
Hace unos meses, se confirmó que se están haciendo remodelaciones al Palacio de Tatoi. La propiedad donde creció y que alberga los recuerdos de su familia. Curiosamente, este recinto es muy similar al Palacio de Marivent en Mallorca, donde la reina permanece más días que nadie de la familia Borbón.
Es seguro que la Royal no tiene mucho qué considerar, puesto que en la sede de la Jefatura del Estado español no es más que un juguete olvidado. No se trata solo de cumplir un papel institucional, sino un papel simbólico. La reina madre de Inglaterra, en su época, era una figura permanente en los actos de mayor relevancia. Así como lo ha sido Beatriz de Holanda, quien desde su abdicación es muy querida por los holandeses y constante en los actos de la monarquía. En el país ibérico es un recuerdo más de todas las fechorías del emérito y, por lo tanto, debe estar en las sombras.
En cambio, en sus recientes apariciones en Grecia se le ha tratado con deferencia institucional. El contraste es claro, pues las autoridades y la ciudadanía se han dirigido a ella con los honores que le corresponden a una verdadera reina. Estas serán razones suficientes para considerar seriamente su traslado.