La figura de la reina Sofía se distingue por su linaje único, siendo una de las pocas reinas contemporáneas que ostenta los títulos de hija, esposa y madre de reyes. Este estatus excepcional la coloca en una posición de privilegio que aún conserva, a pesar de haber dejado de ser la reina principal hace tiempo. El cariño y el prestigio que le profesan muchas personas perduran desde sus días como esposa de Juan Carlos I.
Sin embargo, otra faceta que define a la reina Sofía es su adicción a las compras, una pasión arraigada que parece no tener fin. Aunque para ella no representa una adicción preocupante, dado su desahogado estatus económico. Se entrega a comprar todo tipo de artículos: ropa, utensilios, productos tecnológicos, sin reparar en gastos.
La reina Sofía es adicta a las compras, aunque no es ella quien paga
Sus destinos habituales de compras incluyen ciudades como Londres, Mallorca y Madrid, siendo El Corte Inglés su tienda de referencia. Allí, se deleita explorando una variedad de productos, sin limitarse a lo que necesita personalmente, sino también satisfaciendo los deseos y necesidades de sus hijas.
Curiosamente, la reina emérita nunca paga directamente por sus compras. Es el personal de Zarzuela quien asume los costos en su nombre. Sofía, desprovista de dinero en efectivo, delega la tarea de pagar a los miembros de su equipo o simplemente deja la cuenta pendiente para que sea liquidada por el personal de la residencia real.
Esta práctica refleja la comodidad y el estilo de vida privilegiado que la reina Sofía ha disfrutado durante décadas. Aunque para muchos españoles, esta manera de proceder podría parecer distante de la realidad cotidiana, refleja las diferencias en el acceso y el uso del dinero entre la realeza y el ciudadano común.