Es bien sabido que Juan Carlos I tuvo muchas aventuras y seguro que el emérito tiene mucho que contar al respecto, ya que se sabe que su vida amorosa y pasional estuvo en niveles muy distintos al de cualquier otro hombre. Es por eso que de seguro tiene anécdotas muy interesantes por contar y que nadie sabe. Sin embargo, hay otras anécdotas que han sido tópico de conversación entre los medios y el público debido a que sí se conocen, tal como la historia de “la fuga en montacargas”.
Esta historia de Juan Carlos I relaciona a Corinna Larsen, quién se sabe fue su amante durante muchos años. Varias anécdotas de estos dos han salido a la luz gracias a Corinna Larsen, pero lo de “la fuga en montacargas” lo ha contado con total lujos de detalles Pylar Eyre, la cual tiene muchos años en estos de temas royal como para creer verídico cada detalle que cuenta.
Esta contó que la reina Sofía sufrió una humillación por parte de Corinna Larsen, y no solo una, sino varias veces, ya que esta era la amante por excelencia del rey. Bien conocida es aquella historia en la que el rey, la reina y Corinna Larsen viajaron en el mismo avión, estando el emérito a un lado de su amante, pero la historia que nos ocupa el día de hoy parece sacada de una película de persecución.
La reina Sofía no era el gran apoyo de Juan Carlos I
En el 2010 el rey emérito no gozaba de buena salud, razón por la que fue hospitalizado en aquella época. Más de uno ha de acordarse por eso. El caso es que quién estaba en el hospital con el rey no era la reina, tal como se pensaba, sino que era Corinna la que estaba con él. Sin embargo, esta no se podía dejar ver por la reina, por la familia real ni mucho menos por la prensa.
El problema vino cuando los guardaespaldas de Juan Carlos I dieron la alerta de que la reina estaba llegando en coche. Ante la alarma, Corinna Larsen intentó irse de la clínica para evitar problemas, no sin antes despedirse del rey. Todos los presentes se referían a ella como “Princesa” y Juan Carlos I pidió a sus hombres e incluso a personas del hospital que le ayudaran a desalojar el edificio sin escándalo.
La presión se hizo más grande cuando Corinna Larsen quiso utilizar el ascensor y la reina Sofía ya venía subiendo en el mismo. Entonces, para sacar a la “princesa” de ahí, tuvieron que optar por otra decisión: dejar que se fuera por un montacargas de camillas. Corinna Larsen tuvo que bajar varios pisos subida en este montacargas y escondida entre algunas sábanas, aunque a la salida de la clínica se le pilló un poco en fotos. Una historia de película, pero que resultó en una humillación para la reina Sofía en aquel momento por lo “tonta” que la veía el rey emérito.