La cara de la reina emérita Sofía es más que visible desde siempre, la que quizá no resalte tanto es la de su hermana, un poco más desconocida pero de quien igual conocemos unas cuantas cosas, Irene de Grecia, quien es una invitada en Zarzuela desde hace más de 4 décadas, lo que empezó como una estadía de 5 días, terminó con una reforma del palacio para que la hermana de Sofía pudiera quedarse a vivir allí junto a su hermana con todas las comodidades de la realeza.
Irene es la compañera espiritual de Sofía, sigue los pasos de su madre
La madre de las hermanas ya tenía ciertas creencias, pues contactaba con el espíritu de su fallecido esposo para pedirle consejos para su, ahora fallecido, hijo Constantino de Grecia, esta nunca tuvo intenciones de negarlo, y dejó bien claro a los periodistas en su momento que “¡Nadie me impedirá ayudar a la sangre de mi sangre!”.
Pilar Urbano cuenta además que su hija Irene habría adquirido estas creencias gracias a su madre: "La abuela de Felipe VI era sincretista, una especie de budista. Irene se convirtió con ella. Cuando la princesa helena viaja, tiene por costumbre poner un pequeño altar, con velas y algunas imágenes, en la mesilla de noche del hotel en el que se aloja. Pero las visitas al país asiático no son solo para meditar. La hermana de la reina emérita visita con frecuencia la misión de Santa Teresa de Calcuta para ponerse el delantal y ayudar en lo que hiciera falta. Ahora, con su edad, ya no lo hace, pero sigue yendo a los centros que tiene la orden religiosa para hacer lo que puede"
Por su parte, Sofía al igual que Irene, se ha visto atraída por el hinduísmo y budismo, al igual que su madre, se sienten cercanas al esoterismo, y llevan un estilo de vida similar, son vegetarianas y lo que a estas alturas es obvio, se mantienen muy cercanas la una a la otra, como pudimos verlas los días posteriores a la muerte de su hermano a inicios de 2023.
Las hermanas y su historia con Juan Carlos I
Antes de que el rey emérito se fuera por exilio a Abu Dabi (algo provocado en gran medida por todas las polémicas que ha tenido el emérito), había una relación agradable con su esposa y su cuñada, pero comentaba la escritora Pilar Urbano, Juan Carlos I era un hombre peligroso, el padre de Felipe VI llegaba a cortejar a ambas mujeres: "Juan Carlos coqueteaba con las dos, como todo el mundo pudo comprobar durante las Olimpiadas de Roma de 1960. La cosa era tan evidente que un día el futuro rey le dijo a su entonces amigo Maná Arnoso: "Hoy no podemos irnos de juerga porque no puedo meter la pata, estoy saliendo con la hija del Rey"; a lo que el interlocutor preguntó: '¿Con la rubia o con la morena?".