En la vida royal los amores y desamores están a la orden del día, van y vienen, al igual que las mujeres en la cama de Juan Carlos I, el rey emérito era un aventurero con todas las letras, y esto no es algo que sea un secreto para nadie, mucho menos lo será para la reina Sofía, quien permitía esta situación, pero aún así, prometió vengarse de las amantes de su marido.
Juan Carlos I no era la primera opción de la reina Sofía
El mismísimo Juan Carlos I le dijo a Felipe VI que a su madre “solo le interesaba la familia”, Sofía siente un amor tan profundo por su hijo Felipe que clama estar enamorada de él, podríamos pensar que el amor todo lo puede y perdona, y que por esto es que Sofía intentaba hacer vista gorda cada vez que una mujer, figurativamente, pasaba a usar la cama que ella utilizaba para dormir con su esposo, para ejemplos, Bárbara Rey, pero lo que quizá algunos no sabrán, es que en primera instancia Sofía ni siquiera estaba enamorada de Juan Carlos I, sus ojos apuntaban en otra dirección, una que tampoco era muy placentera para ella.
El enamoramiento debió ser fuerte como el acero, pues Sofía de Grecia estuvo perdidamente enamorada durante más o menos una década de Harald de Noruega, actual rey de Noruega, con quien era cercana, desde el punto de vista de Sofía, era el amor de su vida, desde el de Harald, la tapadera perfecta para poder estar con la mujer que realmente amaba, como ocurre con Meghan Markle y la reina Letizia, se trataba de una “plebeya”, una mujer que no pertenecía a ninguna casa real, una modista de Oslo, y mientras se veía públicamente a Harald de Noruega junto a Sofía de Grecia, el rey tras bastidores pasaba verdadero tiempo de calidad con la ya mencionada modista.
Pilar Eyre recordaba el tema en su blog
Como pasa con este y otros casos, la periodista Pilar Eyre, quien se describe a sí misma como “la típica señora mayor que quiere ir de joven”, ha dedicado un espacio en blog en la revista Lecturas a rememorar el lamentable momento en la vida de Sofía, “Ay, Sofía. Se había enamorado como una tonta del apuesto, pero insípido, príncipe Harald de Noruega”, plasmaba la periodista en su blog, y continuaba diciendo que “salían fotos de los dos a bordo de una lancha motora en las regatas de Hankoe diciendo: ‘Los dos príncipes sostienen un tierno idilio con todo el esplendor de sus veinte años’”. “La princesa sufría horriblemente porque Harald de quien estaba enamorado de verdad era de una sencilla modistilla de Oslo llamada Sonia, y a ella la utilizaba solamente de tapadera”, esto fue sin lugar a dudas un muy mal trago para Sofía, quien finalmente, alejándose de su sufrimiento, terminó en el altar junto a Juan Carlos I, pasando de ser usada de tapadera, a ver una tras otra las infidelidades de su esposo.