Cuando se trata de la realeza y sus lujos, no hay que pensar demasiado para ubicar excentricidades que van desde lo desconcertante hasta lo gracioso, siendo un ejemplo rápido Carlos III, quien no puede ir a ningún lado sin su retrete. Cuando llega el momento de viajar hay cosas indispensables para el hijo de Isabel II, y cuando va a pasar varios días por fuera, su retrete es simplemente indispensable, muchos lo encontrarán extraño pero seguramente para Carlos III sea algo de sentido común.
La reina Sofía no se queda tan atrás. No se llevó su retrete de Zarzuela a Marivent en las pasadas vacaciones de verano, ni lo ha hecho que sepamos, pero sí tiene sus manías cuando llega el momento de viajar y se le compara con el comportamiento que tendría, por ejemplo, una superestrella.
Limpieza extrema a dondequiera que viaje Sofía de Grecia
Probablemente el más marcado de sus comportamientos que salen a la luz cuando le corresponde viajar a la emérita, lo vimos en Marivent cuando triplicó el personal del palacio y les ordenó limpiar absolutamente cada rincón hasta que no quedara una mota de polvo. Esto no es una situación exclusiva de esta ocasión, sino que Sofía de Grecia tiene una clara obsesión con la limpieza, especialmente cuando se trata de los baños. Una vez la emérita llega a su destino, solicita al equipo que le acompaña siempre que dejen todo impecable, tiene que ser de esta forma sí o sí, o de lo contrario no lo utilizaría, no importa si es el suelo, el lavamanos, la ducha o el retrete, todo debe estar más limpio y nada debe ser una excepción.
El resto de la estancia no se salva, todo aquel sitio propenso a sufrir formación de telarañas termina siendo limpiado y desempolvado hasta no dejar rastro de suciedad, todo en pro de complacer las necesidad de Sofía de Grecia en cada lugar que se hospeda cuando viaja, lo cual nos lleva al siguiente punto, el nivel de los hoteles en los cuales se hospeda es todo menos humilde.
Vida de reina incluso durante sus viajes
Quizá la vida junto a Juan Carlos I no fue la mejor matrimonialmente hablando, pero lo que no se puede poner en duda es que a Sofía de Grecia nunca le faltaron los lujos. Ahora que vive separada de su esposo no significa que vaya a conformarse con menos. Cada vez que la emérita viaja a algún sitio toma la decisión de hospedarse en el mejor hotel que encuentre, el que sirva para complacer sus necesidades y esté a la altura de nada menos que una reina.
En resumen, cada vez que Sofía de Grecia viaja debe de tratarse de un verdadero espectáculo, las exigencias en las que arriba elaboramos no son demasiado descabelladas para una reina e incluso podría ser lo esperable. Al final no deja de ser curioso la forma en la cual se comportan algunos medios de la realeza según qué casos.