La emérita Sofía de Grecia tiene el dudoso honor de ostentar uno de los matrimonios más tristes de la realeza española. Todo el mundo es conocedor de esto pues la madre de Felipe VI ha tenido que soportar durante todo su matrimonio las infidelidades de Juan Carlos I, un hombre con el que se casó como una especie de premio de consolación.
En principio, Sofía de Grecia tenía una vida completa soñada con Harald de Noruega, su amigo que la terminaría utilizando para ocultar su enamoramiento por una modista con quien luego se casaría, dejando a la madre de Felipe VI sin otra opción que conformarse con el que hoy día sigue siendo su esposo.
Un matrimonio sin calentones, Felipe VI fue el antes y el después
Como esposos que son y además parte de la realeza, es esperable que Juan Carlos I y Sofía de Grecia tuvieran descendencia para continuar con el linaje de los Borbón, y de esta unión hoy día tenemos a la infanta Elena, la infanta Cristina y el rey Felipe VI, pero el hijo de Juan Carlos I fue también su último encuentro de cama con su esposa, algo que si contrastamos con la edad del rey, quien está a punto de cumplir los 56, dice mucho.
Los eméritos llevan tiempo viviendo separados, pero más allá de la distancia física, su distanciación viene desde que eran reyes. En realidad el emérito no estaba para nada interesado en Sofía de Grecia, mismo motivo por el que hizo y deshizo con todas las mujeres que deseó, aumentando el tamaño de los cuernos de la que legalmente es su esposa. Con el paso del tiempo se ha calculado que Juan Carlos I podría haber tenido un aproximado de 5.000 amantes, un número que para muchos puede parecer exagerado, pero según a quién se le pregunte podría sugerir un número incluso mayor, por lo que podríamos tener casi por seguro en base a esto que a pesar de que el emérito no volvió a tocar a Sofía de Grecia en este sentido, ya que no le faltó en ningún momento actividad sexual.
Matrimonio bajo cero, solo de nombre
Algo que para muchos es de admirar es la resiliencia de la propia Sofía de Grecia, una de las figuras más queridas de la corona por algo. Fuera de sus opiniones algo polémicas, la emérita puede decir de cara al público e incluso dentro de Zarzuela que es una reina de tomo y lomo, aún cuando su cargo le pertenece a Letizia desde hace ya varios años.
Sin embargo, notable debe hacerse la tristeza por la que debió pasar a pesar de no sentir verdadero interés por Juan Carlos I. Los eméritos han tenido sus momentos románticos con el pasar del tiempo, o quizá no sea más que protocolo con la intención de mantener esa imagen “profesional” que tanto busca proteger Sofía de Grecia.