La reina Sofía tiene un problema desde hace muchos años, y es que ha dejado a la vista del público que es una persona diferente cuando hay una cámara delante suya y otra muy distinta cuando no es así. Esto ha derivado en anécdotas muy curiosa de la reina emérita, como aquella vez en la que iba en un vuelo privado con las hijas de Felipe VI todavía pequeñas a su cargo y una azafata le preguntó cómo estaban las niñas, las cuales estaban tomando una siesta, y la respuesta de la reina fue bastante cruda: “las niñas no sé, las infantas muy bien, gracias”.
Así como esta hay otras anécdotas de la esposa de Juan Carlos I, y recientemente ha salido una a la luz que deja nuevamente en evidencia como es la reina Sofía cuando no hay cámaras a su alrededor. Esta anécdota viene del último viaje a Atenas que hizo la madre de Felipe VI con su hermana, Irene de Grecia, conocida entre la familia como “la tía Pecu”.
Este viaje tenía como motivo la misa funeral de Constantino II de Grecia, evento al que la reina emérita no podía faltar ni porque el mundo se acabara. El caso es que, nuevamente, fue bastante antipática con el personal de vuelo que le acompañaba, el cual intentaba que la reina Sofía estuviera lo más cómoda posible, pero al parecer no tuvieron éxito, ya que la esposa de Juan Carlos I fue bastante altiva y poco amable con el personal de vuelo.
Esto ya es una costumbre para la reina emérita, y es que es capaz de tratar de mala manera al personal que esté bajo su cargo sin ningún tipo de problema. Lo mismo ha sucedido en Zarzuela y también en Marivent, donde explican que trabajar con la reina emérita no es algo fácil, sobre todo en los días en los que tiene mal humor.
La reina emérita Sofía nunca sonríe a menos que hayan cámaras
Son muchos los testimonios que indican que la madre de Felipe VI nunca suelta una sonrisa cuando no hay ninguna cámara que la pueda captar. No le gusta sonreír ni tener buenos gestos cuando no hay nadie que la pueda captar para la posteridad. Esto lo hace de forma general todo el tiempo, por lo que se dice que la reina emérita tiene una doble cara, una que muestra cuando hay cámaras y otra que enseña cuando no la observan los medios.
Sea como sea, lo cierto es que Sofía de Grecia se toma muy en serio su sangre real, y no es para menos, pues ha sido hija de reyes, esposa de un rey y también madre de uno, por lo que ve su posición como una muy privilegiada y si no quiere sonreír cuando no hay cámaras pues sus razones tiene. Eso sí, cuando hay alguien que la pueda capturar en fotos para el recuerdo, la hermana de Irene de Grecia deja escapar sonrisas de oreja a oreja.