El palacio de Zarzuela está viviendo momentos de auténtico pánico y preocupación debido al día en que Juan Carlos I abandone este mundo. Sobre todo viendo el estado físico que mostró el pasado 1 de junio en Amman, en la boda de Al Hussein bin y Rajwa Al Saif.
De acuerdo con la biógrafa francesa Laurence Debray, a quien el propio Juan Carlos confesó sus pensamientos más íntimos, al rey emérito le preocupa sobremanera cómo será su despedida final. Aunque en ese momento ya no será consciente de lo que ocurra, él desea que su funeral sea un gran acontecimiento de estado, a pesar de no haber sido considerado un rey ejemplar. Quiere que se le rindan los honores que, según su parecer, merece. Su objetivo es que su partida se convierta en un evento memorable, comparable al funeral de la reina Isabel II o al de su propio padre, Alfonso XIII, cuya despedida oficial tuvo lugar 39 años después de su fallecimiento en Roma en 1941.
Pánico ante la posible muerte fuera de España
Pero eso no es todo lo que preocupa al emérito y a los habitantes de Zarzuela. Según se rumorea, Juan Carlos ha mantenido una conversación sobre el tema con su hijo, el actual rey Felipe VI, a quien le ha hecho un encarecido pedido: que no permita que muera lejos de su amada España. El rey emérito tiene un auténtico pánico a dejar este mundo fuera de su tierra natal, y este temor también se ha contagiado al resto de la familia real. Una muerte repentina de Juan Carlos en Abu Dabi, donde se encuentra actualmente, sería un verdadero dolor de cabeza y un golpe a la corona con consecuencias históricas incalculables.
Además de esto, Juan Carlos ha transmitido a su hijo el deseo de que se le brinde un funeral a la altura de sus expectativas. Sin embargo, corre el rumor en los círculos de palacio que el rey emérito no confía del todo en la reina Letizia, a quien considera una de las instigadoras de su exilio. Temeroso de que la influencia de Letizia sobre Felipe VI pueda llevar a una reducción de honores en su funeral, ha encomendado a su hijo la misión de asegurarse de que se cumpla su palabra y se organice un funeral majestuoso.