Letizia no tuvo una cálida bienvenida cuando llegó al mundo de la realeza. Está claro que esperó pacientemente su oportunidad, la cual se presentó con el caso Nóos. Esos primeros años en los que la hicieron a un lado, menospreciaron su actividad profesional, sus orígenes y se burlaron, finalmente fueron vengados. Convenció a Felipe VI que lo más acertado sería apartar a los integrantes de su familia de la Casa Real. Y uno de los grandes apoyos de la reina fue y siempre será su madre, Paloma Rocasolano. Hoy en día, la progenitora de la consorte tiene más poder de lo que se presume. De hecho, vive en Zarzuela.
Desde que nacieron Leonor y Sofía, la figura de Paloma Rocasolano cobró más protagonismo en Zarzuela. Pese a que es la abuela ‘plebeya’, para muchos es la favorita de los reyes y las niñas. Un papel totalmente opuesto al que tiene la reina Sofía, quien no solo fue un títere en su matrimonio, sino que también pasó a un tercer plano en la vida de sus nietas. La competencia empezó el día 1, cuando en ambos nacimientos fue la madre de Letizia quien entró primero al hospital para ver a las entonces recién nacidas.
Los hechos hablan por sí solos, pues la que fuera mujer de Jesús Ortiz está cada vez más instalada en Zarzuela. Con o sin niñas, la abuela sigue ocupando un lugar privilegiado en el Pabellón del Príncipe.
Letizia le abre las puertas del palacio a Paloma Rocasolano
Cuando Leonor y Sofía eran pequeñas, la Royal se encargaba de las necesidades de sus hijas de primera mano y, cuando no, Paloma las atendía. “Cada vez que los padres viajaban, Paloma se desplazaba a Zarzuela, donde tiene habitaciones propias. Sofía ya se quejaba hace años de que, mientras ella tenía que pedir permiso para ver a las niñas, la otra estuviera siempre metida en la casa”, contó Pilar Eyre.
Cualquiera pensaría que, ahora que las jóvenes están fuera del palacio y no necesitan una niñera, todo volvería a su cauce, pero pasa todo lo contrario. Doña Letizia quiere mantenerla lo más cerca posible. Ahora que se encuentra sola con Felipe, la relación está siendo complicada y tienen que adaptarse a este nuevo escenario. Así que atraviesa momentos difíciles en el plano personal y su madre es su gran soporte.
La sindicalista pasa mucho tiempo en Zarzuela, incluso con su novio alemán, Marcus Brandler. El objetivo de la australiana es que su madre se quede a vivir definitivamente bajo su mismo techo. Por los momentos, tiene su habitación y pasa la mayoría de las noches en el palacio. Se puede decir que prácticamente vive en la Jefatura de Estado.
Quien lo lleva mal es la reina emérita, puesto que a ella se le prohibió ir al Pabellón del Príncipe a visitar a sus nietas y ahora a su hijo. Con el tiempo, se ha dado cuenta de que la otra abuela es fundamental para sus nietas y para su hijo. Incluso, la opinión pública insiste en que ya es hora de retirarse definitivamente y no dar la cara en nuevos actos institucionales.
¿Cómo continuará esta historia? De momento, lo único seguro es que Letizia sigue trazando la línea divisoria entre las familias.