Paloma Rocasolano ha sido una mujer muy importante en la vida de la reina Letizia y nadie puede decir lo contrario. No solo es su madre, sino que también ha sido su mayor confidente en muchos de los movimientos que Letizia ha dado como mujer y como consorte… aunque como madre también.
La madre de la reina Letizia ha estado siempre allí para ella, aunque cualquiera podría pensar que es por interés ya que la posición de su hija le ha facilitado su vida, y quizá por esto esta cercanía, pero lo cierto es que allí ha estado ella. Ha sido Paloma Rocasolano la que ha “criado” a las hijas de Felipe VI y la que ha guardado muchos secretos de Letizia Ortiz, aunque eso sí, al suegra del rey ya estaba implicada en las cosas turbias de Letizia desde mucho antes de que hubiera boda.
Paloma Rocasolano sabía lo del embarazo de su hija
Felipe VI vio a Letizia y se enamoró perdidamente de ella. Estaba enamorado y quería casarse con ella, incluso aunque fuera periodista. Fue capaz de hacerle frente a sus padres para que le dejaran casarse con aquella mujer y puso un ultimátum sobre la mesa: era Letizia o no era nadie, y fue por esto que los reyes “aprobaron” que Felipe VI se casara con Letizia Ortiz.
Sin embargo, había un problema que resolver y es que la novia del hijo de Juan Carlos I estaba embarazada. Esto lo sabía el entonces príncipe de Asturias, pero al estar cegado por el amor, quiso seguir el plan de su enamorada: abortar.
Este era el plan de Letizia en aquella época, la cual quería casarse con el príncipe y tener la posibilidad de algún día ser reina. Sabía que no podía casarse estando embarazada y que si los reyes Juan Carlos I y Sofía de Grecia se enteraban iban a evitar a toda costa que continuara la relación, por lo que Letizia tenía que dar fin a aquel embarazo que fue producto de su relación con David Tejera, y de todo esto estaba consciente Paloma Rocasolano.
La madre de la reina la ayudó a abortar, y Felipe VI hizo lo mismo
Tanto el hijo de Juan Carlos I como su novia sabían que no podían ir a una clínica como si nada, ya que el nombre de Letizia aparecía registrado en todas partes y esto fácilmente hubiera llegado al conocimiento de los entonces reyes. Es aquí donde Paloma Rocasolano les ofreció una solución, apoyándose de sus contactos en el mundo médico debido a su profesión como enfermera para conseguir a alguien de fiar que pudiera operar a Letizia.
Felipe VI también se valió de sus medios en Zarzuela para apagar los focos y así tener una noche de incógnito en la que la hija de Paloma Rocasolano pudiera hacer de las suyas. La operación se llevó a cabo de madrugada en una consulta privada y en los papeles de registro apareció el nombre de una persona totalmente distinta, y no el nombre de Letizia Ortiz.