En el mundo del balonmano, el nombre de Pablo Urdangarin resuena cada vez más fuerte. El joven, hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, se encuentra en un momento crucial de su carrera al haberse unido al Fraikin BM Granollers. Sin embargo, mientras busca consolidarse en el ámbito deportivo, las luces de la fama y los titulares de prensa no le dan tregua.
La llegada de Pablo Urdangarin al Fraikin BM Granollers generó expectativas y emoción. Con el dorsal '77' en honor al ex duque de Palma, el joven jugador se dispone a forjar su propio camino en el balonmano, siguiendo los pasos de su padre Iñaki, quien también fue un destacado deportista. El joven jugador ha demostrado su adaptación en la cancha y, aunque sus actuaciones no han sido estelares, su potencial es innegable.
Luces y sombras de la atención mediática
Sin embargo, el brillo de los reflectores no solo proviene de los logros deportivos de Urdangarin. La prensa del corazón ha fijado su atención en el joven atleta, observando cada movimiento y gesto fuera de la cancha. A pesar de que este enfoque mediático no es ajeno a muchas figuras públicas, parece estar generando cierta incomodidad tanto en el equipo como en la directiva del Fraikin BM Granollers.
El reciente viaje del equipo a Rumanía para un partido en la EHF European League resaltó este fenómeno. Durante un compromiso frente al CSM Constanta, que resultó en una victoria para el equipo catalán, Pablo captó la atención de la prensa. Aunque anotó dos goles, no solo su desempeño deportivo fue objeto de interés, sino también su estatus dentro de la Familia Real y los titulares que rodean a su familia, sobre todo ahora que sus padres están en medio de un polémico divorcio. Este tipo de atención, más allá de lo deportivo, es algo a lo que el club y sus miembros no están acostumbrados.
Pablo Urdangarin, molesto con la prensa
Además de robar todas las miradas, Pablo Urdangarin también ha sido sometido a cuestionamientos sobre su relación con su padre. A la salida de un partido en Barcelona, un reportero cuestionó a Pablo sobre su experiencia en el nuevo equipo y si Iñaki asistiría a verlo jugar, a lo que respondió: “No lo sé”. Aunque respondió varias veces que todo estaba "muy bien", sus respuestas generaron más preguntas. El periodista le recordó unas supuestas declaraciones en las que él afirmaba que no quería que su padre lo viera jugar, a lo que Pablo respondió con calma, pero visiblemente enojado: “Yo nunca he dicho eso”, agregando un "ya veremos" sobre la posibilidad de que el ex duque de Palma asista a sus partidos.
A sus casi 23 años, Pablo Urdangarin está en un punto crucial de su carrera deportiva. Aunque su enfoque principal está en el balonmano, la atención constante de la prensa y la expectativa pública en torno a su vida personal pueden crear un escenario complicado. Mientras se esfuerza por destacar en la cancha, el joven Urdangarin también debe navegar por las aguas turbulentas de la fama y la atención mediática.