No es que sea precisamente ningún secreto que, a diferencia de lo que ocurre con las hijas de los Reyes Felipe VI y Letizia, es decir, Leonor y Sofía, así como los hijos de la infanta Elena y Jaime de Marichalar,Froilán y Victoria Federica, los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin tienen un perfil público mucho más bajo.
El hecho de que hayan estado muchos años viviendo fuera de España tras las polémicas judiciales de su padre y su entrada impresión, es lo que ha provocado que se sepa poco de la vida de los cuatro hijos de la infanta Elena.
Eso sí, uno de ellos está siguiendo los pasos de su padre, Pablo, que puede presumir de ser un jugador profesional de balonmano y de haber tenido muy claro desde que era muy pequeño que su vida pasaba por este deporte. Por suerte en su caso su calidad le permita ser ni más ni menos que jugador del Granollers, un equipo de la primera división de la liga Asobal en España y, por lo tanto, cumplir con su deseo de ser jugador de primer nivel.
Pablo Urdangarin está centrado en su vida deportiva
Precisamente, siendo consciente de lo difícil que es llegar a ser un jugador profesional a este nivel, Pablo le ha dejado muy claro a sus padres que la mejor manera de ayudarle en este sentido es que no acudan en ninguno de los dos casos a verlo en los partidos que juegue.
Y es que es de sobras conocido que, y más ahora que sigue el proceso de separación y divorcio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, si uno de los dos acude a ver alguno de los partidos de su hijo el foco mediático estaba centrado en ellos, y eso puede acabar distrayendo tanto al propio Pablo como el resto de componentes del equipo, y eso es precisamente lo que quiere evitar el jugador, que está más que centrado en su vida deportiva consciente de la oportunidad que tiene.