En el epicentro de esta trama se encuentra la reina Letizia, quien, en su misión de limpiar la imagen de la casa real, ha venido haciendo una especie de 'limpieza' de todos aquellos que considera pueden ser un lastre para el futuro reinado de su hija Leonor. Además, está decidida a evitar que pongan en peligro su consolidación como la próxima monarca de España.
Una misión en la que se ha ganado unos cuantos enemigos. Aunque siendo consorte no los necesita, lo cierto es que apenas le quedan aliados dentro de la casa real. Y uno de las que le tiene en el punto de mira es Pablo Urdangarin, uno de los hijos de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina.
La reina Letizia pasa la escoba en la casa real
La 'limpieza' real comenzó con el desafortunado reinado de Juan Carlos I, quien dejó la imagen de la monarquía hecha trizas. Pero Letizia no se detuvo ahí. Su lista de personas que deben mantenerse a distancia incluye a la infanta Elena, Jaime de Marichalar, Froilán, Victoria Federica, y la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Todos han sido convenientemente relegados al ostracismo y hace años que no aparecen en las fotos oficiales junto a la familia real.
Sin embargo, no todos los desterrados han aceptado su destino sin protestar. Los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel, e Irene, están furiosos con Felipe y Letizia. Consideran que los reyes han sido injustos, especialmente con su madre, quien ha sufrido la expulsión más dura de la casa real. No pueden perdonar la forma en que los sacaron de palacio como si fueran maleantes.
Pablo Urdangarin tiene un plan
Entre los hermanos Urdangarin, hay uno que no se conformará con permanecer en las sombras. Pablo Urdangarin está en el centro de la escena, antes jugador del FC Barcelona de balonmano y actualmente en el BM Granollers. Tiene una oportunidad dorada para devolver el brillo al apellido Urdangarin. Y no quiere desaprovecharla.
Pablo quiere destacar en el balonmano, que puede ser su puerta de entrada en un asalto a la Zarzuela. Porque si logra ganar una competición importante a nivel de selecciones, ya sea un oro olímpico, un Mundial o algún europeo, Felipe VI y Letizia no tendrán más remedio que recibirlo y felicitarlo. Esto no solo sería un triunfo en su carrera deportiva, sino también un triunfo en toda regla del apellido Urdangarin.
Puede que todavía no sea una figura internacional en el balonmano, pero con determinación y esfuerzo, podría llegar lejos. Su éxito deportivo podría no solo hacerlo brillar a él, sino también recuperar parte del prestigio del nombre de su familia en la casa real.