La infanta Elena es una mujer que a diferencia de su familia no suele ser tan polémica, al menos no en estos momento, ya que la polémica de los Borbón giran en torno a Felipe VI, la infanta Cristina y su divorcio y también Victoria Federica y Froilán, los hijos de la infanta y que dan mucho más que hablar que ella.
Sin embargo, la hija favorita de Juan Carlos I también tiene sus cosas para contar, tal como el hecho de que estuvo viciada al cigarro durante más de 20 años, fumando a escondida, o que se volvió una gran adicta en su momento a la teletienda. Se gastaba una fortuna comprando todo lo que vendían por la tele, daba igual lo que fuera o para que sirviera, ya que igual lo compraba. Todo esto le supuso problemas graves, ya que por su adicción al cigarro tuvo problemas de ansiedad y por gastar en la teletienda casi se queda sin dinero, pero la infanta Elena tenía una adicción adicional que, de forma no irónica, casi le cuesta la vida.
La infanta Elena se hizo adicta a algo más peligroso que el cigarro
La madre de Froilán es todo un personaje aunque no lo parezca y hace muchos años incluso pudo haber sido reina, ya que Felipe VI estaba muy indeciso sobre suceder a su padre, aunque eso sí, la infanta Elena dejó en claro que no quería ser reina, aunque hubiera sido interesante ver a la hija favorita de Juan Carlos I como reina. Sin embargo, debido a que no tomó un papel demasiado serio en la monarquía española, la infanta tenía tiempo suficiente para dedicarse a sus cosas, y quizás por eso tomó varias adicciones.
Una de ellas fue adelgazar de forma compulsiva, ya que al ser una figura pública que se miraba tanto por culpa de su padre y su hermano, no podía darse el lujo de que la vieran estando subida de peso, aunque ella siempre tuvo la impresión ante el espejo de que estaba gorda, y esto no le gustaba.
Fue así como la adicción/obsesión de la infanta comenzó a nacer, comiendo poco y también utilizando agentes externos que prometían adelgazar como por arte de magia. La infanta Elena se hizo adicta a bebidas adelgazantes, a varios tipos de té con el mismo propósito y a todo tipo de producto que pudiera comprar y que prometiera adelgazar.
Esto supuso un descontrol en su cuerpo sin precedentes en alguien dentro de la familia real, tanto que incluso estuvo a punto de perder la vida por la falta de nutrientes que necesitaba su cuerpo para funcionar. Puso en riesgo su vida y su salud, aunque pudo salir adelante de esto, aunque eso sí, necesitó de terapia y sesiones con el psicólogo para poder combatir este problema, ya que era algo más que nada mental, ya que la infanta Elena siempre ha sido una mujer delgada, pero la mente nos suele hacer malas jugadas.