Ha quedado claro con el tiempo la complejidad de las relaciones que involucran a la familia real, no solo entre ellos sino con sus cercanos. Basta con tomar de referencia el divorcio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin para tener una mínima idea de la cantidad de capas que tienen los problemas de los altos círculos sociales de la realeza.
Si bien hoy día el ex balonmanista y la infanta Cristina parecen estar llegando por fin a un acuerdo, las cosas entre los Borbón y los Urdangarín nunca han estado tan bien como se aparenta. Para esto podemos tomar de ejemplo a dos nombres bastante importantes de cada familia: el rey emérito Juan Carlos I, y el difunto padre del ex duque de Palma, Juan Mari Urdangarin Berriochoa, quien hasta su último día de vida nunca llegó a confiar en los de la corona, y años después su esposa se habría dado cuenta de toda la razón que tenía a pesar de no vivir para el escándalo del caso Nóos.
Una relación que nunca cuajó, un regalo vendido
No hay ápice de duda en que Juan Mari Urdangarin no le creía nada a su consuegro. Desde que su hijo y la infanta Cristina se casaron ya existía el sentimiento de desconfianza al punto que Juan Carlos I le obsequió un lujoso coche en su cumpleaños, uno de aquellos que utilizaba la realeza, pero lo menos que hizo el padre de Iñaki Urdangarin fue utilizarlo.
Bajo la excusa de un elevado consumo de gasolina, Juan Mari Urdangarin decidió vender el coche, acto que molestó de sobremanera a Juan Carlos I cuando se enteró. El verdadero motivo no requiere de darle demasiadas vueltas para llegar a una conclusión, la realeza tiene una relación muy curiosa con los accidentes de coches.
Desde este punto hasta la muerte del padre del ex duque de Palma en 2012 nunca llegaron a entenderse los consuegros, ni siquiera había una buena relación entre Juan Mari Urdangarin y Sofía de Grecia. El ex miembro del PNV denotaba rechazo por la corona y no aceptaba a ninguno de sus miembros.
El “legado” de Juan Mari Urdangarin se mantuvo, la familia desconfía de los Borbón
Las ideas del padre de Iñaki Urdangarin se materializaron una vez destapado el caso Nóos, y si bien nadie es un santo y mucho menos el ex balonmanista, su familia considera que la infanta Cristina “rompió su palabra”. Ya sabemos que a causa de todo esto el ex duque de Palma pasó tiempo solo en prisión, y su madre, Claire Liebaert tiene muy claro que su tiempo en prisión es algo que se permitió solo porque su esposo ya no está presente, de lo contrario las cosas habrían sido diferentes para “Txiki”, como apoda cariñosamente a su hijo.
Toda esta trama de diferencias entre las familias han llevado a que el clan Urdangarin pase completamente de establecer cualquier tipo de simpatía con los reyes, como ocurrió en el último cumpleaños de Irene Urdangarin, donde cualquier tipo de comunicación afectiva iba dedicada exclusivamente a la hija menor de Iñaki Urdangarin. Su familia tiene claro lo que siempre decía Juan Mari Urdangarin: “No hay que fiarse de los coronados”.