Alguien como Juan Carlos I ha tenido una vida extremadamente larga, a sus más de 80 años el emérito ha visto de todo y vivido de todo, y siendo el emérito que conocemos, nadie pasa por alto sus aventuras a las espaldas de Sofía de Grecia. Solo Juan Carlos I es totalmente consciente de sus acciones, y en parte lo son, las mujeres que estuvieron con él, en la cama de su habitación o en cualquier otra, es una verdad como un templo que el padre de Felipe VI ha tenido más amantes que años, y de tantas relaciones, han salido un par de rumores y presuntos hijos ilegítimos que reclaman su lugar en la casa real, ninguno ha tenido éxito, pero son recordados en el subconsciente colectivo.
Juan Carlos I, preocupado especialmente por la relación de su presunta hija con Felipe VI
A día de hoy, Alejandra de Rojas está casada y tiene un hijo. Esta mujer es considerada hermana ilegítima de Felipe VI y evidentemente de sus hermanas, las infantas Cristina y Elena, según los datos que ha recopilado la prensa con el tiempo, la existencia de alguien así era un secreto a voces, no para Zarzuela sino para el resto del público, en la casa real a día de hoy todos sabrían de la existencia de esta mujer, todos se lo habrían tomado de manera diferente, la infanta Elena por ejemplo habría dejado de hablarle a su padre al conocer este detalle, mientras que el emérito tenía una gran preocupación cuando “Alejandra” apareció en escena.
Hasta donde se tiene conocimiento, la presunta hija de Juan Carlos I no tenía ningún tipo de intención de ligarse con la corona, no quería saber nada de la familia del que sería su padre, pero Juan Carlos I tenía otros planes, y cuando llegó el momento, se mostró atento y cariñoso con la que sería su hija, eso sí, tuvo cuidado de no presentársela a su hijo Felipe VI, movido por el miedo de que el actual rey pudiera haberse enamorado de su hermana sin este ser consciente de ello.
El emérito hizo lo posible por mantener a su hija, en secreto
Al parecer, para Juan Carlos I la aparición de una nueva hija que además tenía que ocultar al público era una situación cuanto menos problemática, pues si deseaba apoyar económicamente a Alejandra debía hacerlo de forma completamente sigilosa y con total cautela, de forma que los gastos en su hija no resultaran identificables o rastreables en su registro, una de las razones por las cuales quizá Juan Carlos I necesitaba tanto dinero en efectivo que pueda delegar no sólo a sus hijos “oficiales”, sino a Alejandra de Rojas, a quien a pesar de que nunca trató como a sus otros tres hijos, siempre trató de chica inteligente y preparada en sus círculos de amistades, el emérito parecía incluso orgulloso de esa hija que tanto se esforzaba en mantener oculta debajo de una roca.
