Las memorias del príncipe Harry, tituladas 'Spare', han dejado al descubierto más que solo anécdotas de su vida como príncipe. En un revelador capítulo, el benjamín de Carlos III confesó haber consumido cocaína, hongos alucinógenos y marihuana durante su juventud. Pero lo que realmente ha despertado la atención no es solo su confesión, sino su perspectiva sobre los efectos positivos de la marihuana en su salud mental. Pero parece que el príncipe no está solo en esta peculiar afinidad, ya que fuentes sugieren que su esposa, Meghan Markle, también comparte esta inclinación, habiendo desarrollado un gusto por el cannabis desde sus días en Hollywood, por lo que ocasionalmente fuma marihuana es compañía de su marido en la privacidad de su hogar. Y según se dice, ha gastado una cifra considerable en satisfacer este hábito.
El príncipe Harry se ha aventurado más allá de los muros del protocolo monárquico al admitir que ha experimentado con diversas sustancias prohibidas desde los 17 años. La marihuana, en particular, ha capturado su atención por su efecto positivo en su bienestar mental. Mientras que otras sustancias podrían haber sido simples travesuras juveniles, es la marihuana la que, según sus propias palabras, le brindó un respiro de alivio y una conexión con su pasado tumultuoso. Sus confesiones no solo arrojan luz sobre su propia vida, sino que también cuestionan cómo estas revelaciones impactan la imagen de la realeza en la actualidad.
Sombras de la primera boda: ‘The Sun’ revela detalles inquietantes
A pesar de que 'Spare', la obra confesional del príncipe Harry, se centra en sus propias experiencias con las drogas sin hacer alusión directa a Meghan Markle, el tabloide británico ‘The Sun, ha desenterrado relatos de algunos testigos que asistieron a la primera boda de la ex actriz estadounidense con Trevor Engelson, quienes afirman que la ex actriz de ‘Suits’ compró y distribuyó marihuana de forma ilegal durante la fiesta de la boda, evento que tuvo lugar en Jamaica en 2012.
De acuerdo con las declaraciones de los testigos, durante la celebración nupcial, Meghan fue vista armando un cigarrillo de marihuana. Además, uno de los presentes reveló que tanto Meghan como Trevor adquirieron la marihuana a través de un empleado del hotel, debido a la ilegalidad del cannabis en Jamaica. Otro de los testigos agregó: “Era una boda en Jamaica, entonces ellos pensaron que sería apropiado y divertido regalar marihuana. Ella pensó que haría de la ocasión algo memorable”.
Desafiando convenciones: el dilema de los Sussex como figuras públicas
La revelación de esta inclinación hacia el consumo de marihuana no solamente arroja luz sobre un aspecto misterioso y poco conocido de Meghan Markle y el príncipe Harry, sino que también resalta un dilema que enfrentan como figuras públicas. Su respaldo al consumo de cannabis desafía las expectativas convencionales de la monarquía británica, una institución que desaprueba y condena el consumo de cualquier tipo de droga. En consecuencia, la adicción de los Sussex emerge como otro tópico de interés para la Casa Real británica, la cual busca evitar que el legado de los Windsor se asocie con la promoción del consumo de sustancias prohibidas.