A lo largo de los últimos años, Juan Carlos I ha causado muchos sustos. En todos sus años de vida, ha tenido que pasar hasta 20 veces por el quirófano. Por afecciones distintas como carcinoma, problemas de cadera, nódulo en el pulmón y anomalías en el corazón. Lo cierto es que diversas enfermedades y padecimientos le han jugado en contra en estos últimos tiempos. Y aunque tiene 85 años y no se puede luchar contra ciertos síntomas de la edad, sí puede cuidarse de algunos males mayores. Como el alcohol, los médicos le advierten de los efectos adversos en este punto.
La visita de Juan Carlos I a España fue espléndida. Asistió a la 8ª Regata Rey Juan Carlos I en Sanxenxo. Además de eso, fue visto en numerosos planes con familiares y amigos. En una cena que compartió con sus compañeros de regatas en el Club Náutico de Sanxenxo, se pudo corroborar que el emérito sigue las instrucciones de los médicos. Y es que, tal y como aseguran los sus allegados al portal Vozpópuli, solo bebió agua. No saboreó ni una gota del elixir prohibido en esta cena, donde se habló extensamente sobre barcos y competencias.
En sus pasadas apariciones públicas, se hizo evidente que el padre de Felipe VI tiene una salud deteriorada. De hecho, su semblante descompuesto alarmó a todos en más de una ocasión. Además, está su dificultad para moverse, necesita ayuda de sus escoltas o algún soporte para dar pequeños pasos. Inclusive, anónimos afirman que la vida del rey expatriado en Abu Dabi transcurre muy distinta a la que tenía en España. Está rodeado de lujos, pero no sale de casa ni asiste a muchos eventos. Y pese a que tuvo que renunciar al alcohol, no debe ser fácil, ya que su historial es largo.
El episodio más bochornoso de Juan Carlos I por culpa del alcohol
La afición del rey emérito por las bebidas alcohólicas se conoce desde hace años. De hecho, se sabe que acondicionó una bodega en el palacio de la Zarzuela en la que guardó hasta 10.000 botellas de vino. El Español publicó hace algún tiempo que el marido de Sofía de Grecia tendría una sumiller privada que le aconsejaba en la elección de los caldos. Pero algunos de estos detalles no se sabrían con precisión hasta el escándalo de hace más de 10 años en Botswana.
El día en que se tomó la fotografía con el elefante muerto, el Royal abusó del consumo de alcohol. “El vino no faltaba porque Juan Carlos I se había llevado al safari todo un cargamento de botellas de Vega Sicilia y Alión”, decía Corinna Larsen en su podcast. En un momento dado, salía de su tienda de campaña y perdió el equilibrio al tropezar con una piedra o la raíz de un árbol, lo que precipitó su caída.
Se había fracturado la cadera, por lo que la empresaria alemana organizó el viaje de regreso. “La parranda de la noche anterior en la que su majestad se había excedido con la bebida, sobre todo con el vino”, señaló un informante a OkDiario.
Noches de fiesta, cacerías y excesos, todo eso vive en la memoria de Juan Carlos I. Hoy en día se tiene que resignar a una conversación amena y cenas cinco estrellas acompañadas con vasos de agua.