En los últimos años, la riqueza de Don Juan Carlos I ha generado mucha intriga. Se sabe que el rey emérito no está en óptimas condiciones, que su salud no atraviesa el mejor momento. Esto ha puesto sobre aviso a las autoridades españolas, los que heredarán el patrimonio en el futuro y los periódicos. De todas maneras, el interés se centra en la cantidad y el destino de estos ahorros. Así pues, se estima que la fortuna asciende a más de 1800 millones, ¿y quiénes serán los beneficiarios? Sea como sea, Felipe VI no disfrutará de ese dinero.
El patrimonio del padre de Felipe VI es un misterio que se va revelando a medida que las indagaciones de su gestión económica continúan. El New York Times estima que su fortuna podría ser de 1800 millones de euros, en tanto que Forbes calcula que llega a 2000 millones de euros. ¿Pero cómo amasó tal cantidad? Se sabe que los Presupuestos Generales del Estado otorgan 8 millones de euros para la Casa Real y que el rey puede disponer libremente.
Al principio de su gestión, en 1979, el abdicado ganaba aproximadamente 325 mil euros. No obstante, posteriormente se dejó de filtrar información oficial de su sueldo. A partir de 2011 se supo que su asignación era de 292 mil euros y en 2014, el año de su retiro, se informó que su pensión vitalicia sería de 187 mil euros. Más adelante, en 2019, dejó de percibir esta pensión y retiró lo que le correspondía hasta la fecha, que eran 40 mil euros, de acuerdo con La Sexta.
Ahora bien, al sumar estos montos, desde el año en que ascendió al trono hasta la fecha, se obtiene una suma de 12 millones de euros.
La herencia “envenenada” de Juan Carlos I que Felipe VI no quiere
Cuentas en paraísos fiscales, acciones en el Ibex a nombre de otras empresas, comisiones y donaciones dudosas. La falta de transparencia es un problema evidente. Todo fue más claro cuando el caso de Corinna Larsen estalló, los 65 millones en Suiza que supuestamente le dio la Casa Real Saudí y la Fundación Lucum. Por otra parte, se especula que tiene 10 millones de euros en un paraíso fiscal en Jersey. Estas son algunas de las razones por las que, tras el fallecimiento del monarca, Hacienda podría investigar esta riqueza que no tiene orígenes totalmente legales y no está declarada.
Entonces, se da por hecho que serán los hijos del esposo de Sofía de Grecia entre los que se dividirá el patrimonio. No obstante, Don Felipe quiso anticiparse. Hizo pública su decisión de no aceptar la fortuna de su padre, en aras de mantener la rectitud y la integridad. Inclusive, hace unos meses emitió un reporte de su estado financiero y aseguró que la monarquía rendirá cuentas. Eso sí, sus acciones no tienen ningún efecto mientras Juan Carlos I siga vivo. El reglamento de sucesiones así lo deja claro, solo podrá renunciar cuando entre en vigencia el reparto de la herencia.
Contrario a Felipe VI, las infantas Cristina y Elena no se han pronunciado al respecto. ¿Aceptarán el reto de conservar el dinero “envenenado”?