La relación entre Felipe VI y Letizia está sumida en una crisis profunda, y no es la primera vez que la pareja real enfrenta turbulencias en su matrimonio. Los vaivenes de la vida real han llevado a los reyes al borde del divorcio en más de una ocasión, y las recientes revelaciones de Jaime del Burgo, arrojan luz sobre uno de esos momentos críticos.
En 2013, durante el escándalo del caso Nóos, Letizia presionó a Felipe para alejar a la Familia Real de las controversias. Esto desencadenó fuertes discusiones y planteó la posibilidad de un divorcio. No obstante, Del Burgo, en sus recientes declaraciones en redes sociales, añadió una nueva versión de esta historia, revelando que en la segunda etapa de su relación con Letizia, ambos consideraron establecerse en Nueva York y buscaron asesoría legal para la separación de los reyes.
Letizia: entre la Corona y un amor prohibido
Se especula que Letizia, quien estaba harta de su vida como princesa de Asturias, consideró seriamente divorciarse en ese momento. Sin embargo, sus aspiraciones políticas y su deseo de ser la mujer más relevante de España la llevaron a rechazar la posibilidad de la separación. Contrario a lo que se intentó sugerir en el pasado, no fueron sus hijas quienes la detuvieron, sino más bien su determinación de alcanzar el título de reina y ser una figura central en la vida pública del país.
De hecho, se sugiere que la reina estaba dispuesta a renunciar a la custodia de sus hijas para estar con Jaime. Su posición era clara: no tenía intenciones de pelear por la custodia, ya que le parecía conveniente que quedaran bajo la responsabilidad de Felipe, considerando que siempre ha sentido que Leonor tiene una conexión más arraigada con la Corona que con ella misma. Sorprendentemente, incluso contempló la opción de convertirse en madre nuevamente a través de un proceso de vientre subrogado, buscando la libertad de educar y guiar a sus hijos según sus propios principios. Lo que finalmente detuvo a Letizia de firmar el divorcio fue la perspectiva de renunciar a la corona; ser reina estaba por encima de todo, incluso de su amor por Del Burgo. Por ese motivo, cuando Juan Carlos I abdicó y Letizia vio que realmente se convertiría en reina, optó por poner fin a todos esos planes.
Cese de convivencia: ¿el primer paso hacia la libertad de Letizia?
Ahora bien, en caso de un eventual divorcio tras el escándalo generado por las revelaciones de Jaime del Burgo, Leonor y Sofía se quedarán con su padre según lo acordado en las capitulaciones matrimoniales, dado que Letizia no se embarcaría en una disputa por la custodia. No desea sumergirse en esa guerra, tal como no lo hizo en el pasado. Su objetivo, en caso de divorcio, sería alcanzar la libertad y desaparecer del foco mediático. Bajo este escenario, se abriría la posibilidad de obtener dos residencias y un sueldo vitalicio por parte de la Corona. Sin embargo, antes de considerar el divorcio, se está evaluando el cese de la convivencia, que ya se está llevando a cabo de manera discreta debido a que el matrimonio está visiblemente deteriorado. Este cese de convivencia podría extenderse durante los próximos 15 meses, hasta que Sofía alcance la mayoría de edad. En ese momento, Letizia ya no estaría obligada a coordinar con la Casa Real cuándo ver a las jóvenes, permitiéndoles decidir por sí mismas.