La reina Letizia se ha manifestado como la reina más cercana al pueblo de todas. Y sino que le pregunten a Jaime del Burgo. Según el ex cuñado de la consorte y ex marido de Telma Ortiz, la intimidad de Letizia es todo un espectáculo. Sin embargo, la reina no sería la más cariñosa del reino. Y es que al parecer, si hay algo que no soporta Letizia es que la toquen.
Dicen por ahí que la consorte no tolera los abrazos ni los besos, lo que confirmaría esa imagen fría y distante que muchos le han atribuido siempre. Letizia se ha transformado por completo desde sus días como princesa de Asturias. Antes, cuando era presentadora, la gente decía que era muy cariñosa. Pero ahora ni abrazos ni besos. Solo un apretón de manos y gracias.
La confirmación de la infanta Sofía fue un paripé
Pilar Eyre, cronista especializada en la casa real, fue quien confirmó que Letizia mantiene esa actitud poco cercana hasta con sus hijas, cuando publicó la crónica de la confirmación de la infanta Sofía. Un evento en el que todo fueron sonrisas y muestras de cariño y complicidad. Sin embargo, según Eyre, todo fue un paripé. Un verdadero teatro para dar a pensar que la relación entre suegra y nuera es buena. “En la confirmación de Sofía, donde reunió a los abuelos de la infanta, a excepción de Juan Carlos por razones obvias, se vio todo demasiado impuesto, como si no fuese real", empezaba Pilar Eyre. "Fue puesta en escena donde todos interpretaban un personaje, como si fuesen actores de una obra. Ante las cámaras mostraban una cosa bien distinta a la realidad. Es increíble la poca capacidad de simulación de la reina Letizia. Todo lo que pasó fue una exageración, un teatro", insistía.
La reina Letizia no es la mujer cariñosa que deja ver en público
Porque según la periodista, a diferencia de lo que se vio en público, “es raro ver como Letizia da un beso o abraza a sus hijas, marca distancias, aunque realmente sea una buena persona y las quiera con locura, le cuesta expresarlo”.
La cosa no mejora en la intimidad. Resulta que Letizia también se muestra distante con los empleados de Zarzuela. La soberana muestra una actitud firme, poco cálida y distante hacia ellos. La ausencia de cercanía es notable, tanto que incluso la apodan ‘Jefa’ o 'gruñona', evidenciando la brecha que separa al personal del palacio y la reina.