Los lujos de la realeza son un haber innegable, desde hace siglos la posición privilegiada de la realeza ha sido una constante, y el grifo conectado a su patrimonio pareciera inagotable, y en teoría lo sería mientras sigan ocupando dinero que no esté destinado a ellos, de esto tenemos un ejemplo bastante particular relacionado con el Ministerio de Presidencia.
500.000 euros que iba destinados a la preservación de la historia, invertidos en tres piscinas
En 2021, la Casa Real realizó un gasto considerable, desembolsó la friolera de medio millón de euros para el mantenimiento de tres lujosas piscinas, aunque quizá desembolsar no sea la palabra más adecuada, pues como ya se mencionó, el dinero no venía de la realeza, sino del Ministerio de Presidencia, el cual se encarga de cuidar y preservar el patrimonio histórico y cultural, y evidentemente ninguna de las tres piscinas calificaría para esto.
De las tres piscinas, dos están destinadas para el verano y una para el invierno, esta última climatizada para dicha temporada, y en su momento, Zarzuela justificó el gasto como “trabajos específicos en el mantenimiento de piscinas”.
Se trata solo de una muestra más del poder de los privilegios de la Casa Real, incluso alejado del núcleo real, Iñaki Urdangarin mantenía un escolta durante su tiempo en prisión, por poner otro ejemplo conocido, y pronto el que fue esposo de la infanta Cristina perderá este privilegio, pero precisamente se debe a que dejará de formar parte de la realeza legalmente, individualmente esto es lo que le anula dicho beneficio, y aún así, los rumores dejan claro que Urdangarin se irá muy bien parado.
Los lujos de Felipe VI y Letizia no tienen límites
Como otra muestra de la profundidad de los bolsillos de la realeza, antes de toda la trama de corrupción en la que se vio involucrado Juan Carlos I, su hijo le pagaba un capricho bastante lujoso, algo propio solo de royales o millonarios, el rey emérito gozaba de un coche valorado en un cuarto de millón de euros únicamente para sus actividades de caza, este dinero provenía del Estado.
Según informa El Confidencial, el ya cancelado acuerdo de renting le permitía al padre de Felipe VI utilizar un exclusivo SUV del Grupo Volkswagen-Audi, conocido como Bentley Bentayga, con el cual el rey emérito habría ido a cazar durante tres años, este trato iba junto con dos vehículos de la marca Audi, estos si utilizados por otros miembros de la familia real, la licitación se llevó a cabo sin concurrencias, duraba un año y fue prorrogada durante los años siguientes, hasta que en el caso del auto de Juan Carlos I, volvió a las manos del fabricante, igualmente según información de El Confidencial:
"El coche fue devuelto al fabricante de manera anticipada en junio del 2020 después de que el actual jefe del Estado concluyera que no era necesario para el desarrollo de las funciones propias de la institución".