La reina Letizia es una mujer con muchas historias de seguro en su haber, no solo es reina, sino que también ha sido periodista y ha tenido un paso muy llamativo a través de la casa real española. No solo eso, sino que es la esposa de Felipe VI y también madre de las herederas directas del trono, pero hay algo que no se suele saber mucho de Letizia más allá de sus títulos, y es que es una adicta a la velocidad.
Su adicción por la velocidad pudo haber ocasionado un grave accidente
A pesar de llevar la corona, Letizia Ortiz es una aficionada a las grandes velocidades. Le gusta conducir de forma temeraria y tiene alguna que otra anécdota al respecto, pero quizás la más importante esta: la vez que la reina provocó una colisión múltiple en una calle.
Esta historia se remonta mucho antes de la boda de los actuales reyes. En aquel entonces, Letizia Ortiz y Felipe VI eran novios, pero comprometidos. Ya casi eran oficialmente marido y mujer, pero eso no evitó que Letizia fuera imprudente a la hora de conducir, cosa que hizo en el túnel que conecta la M-30 con la calle O’Donnell. Iba a una gran velocidad, la suficiente como para no conseguir maniobrar a tiempo en caso de que lo necesitara, y eso fue justamente lo que pasó.
Al salir del túnel, una tromba de agua captó la sorpresa de la reina junto con una serie de vehículos acumulados más adelante. Debido a las altas velocidades que llevaba la reina en aquel entonces, los frenos fueron insuficientes, tanto que el vehículo no pudo frenar a tiempo, ocasionando una fuerte colisión.
Funcionarios del SAMUR tuvieron que intervenir. Afortunadamente, no hubo ningún herido, pero Letizia Ortiz estaba en aquel momento muy nerviosa por lo sucedido. Incluso, los funcionarios le recriminaron lo que había hecho, diciéndole que estaba viva de milagro.
¿Cómo escapó la reina Letizia de aquella situación?
Letizia estaba muy nerviosa y podía notar como cada vez eran más funcionarios del SAMUR y policías encima de ella. Solo tuvo mente en aquel momento para llamar a Felipe VI y que le ayudara. Desde su posición de príncipe y futuro marido de Letizia, el hijo de Juan Carlos I no se podía permitir un escándalo por las imprudencias de su novia, por lo que mandó a la Guardia Real en el rescate de la futura princesa. Estos llegaron en menos de lo previsto a la ubicación de la periodista y la sacaron de aquella situación, llevándola a Torrespaña, en dónde continuó con su trabajo como de costumbre, pues la Guardia Real y Felipe VI se encargarían de lo sucedido.
Menos mal esto quedó solo en una anécdota que se puede recordar sin ningún problema y no como un triste recordatorio, aunque pese a esa vivencia, la reina Letizia sigue siendo una temeraria amante de las altas velocidades cuando va detrás del volante.