Recientemente, la princesa Leonor dio un paso trascendental en su camino hacia el trono al jurar la Constitución ante el rey en el Congreso de los Diputados, coincidiendo con su mayoría de edad. La joven, cada vez más cercana a asumir un papel fundamental en la monarquía, está inmersa en su formación militar y proyecta estudiar Derecho en la universidad pública de Madrid, seguido de un máster en Estados Unidos. A pesar de su juventud, la primogénita de Felipe VI y Letizia ha generado un gran impacto en la sociedad, convirtiéndose en una de las figuras más queridas de la Corona en la actualidad. A partir de ahora, la princesa de Asturias tendrá que tomar más responsabilidades, participará en más eventos oficiales y lo hará de manera independiente. Este momento se convierte en una valiosa oportunidad para que Leonor desarrolle su propia personalidad y se presente tal como es, sin la influencia de su madre.
Un choque de identidades: La sombra de Letizia sobre Leonor
Sin embargo, esta transición hacia un rol más público ha desatado una mirada crítica sobre la relación entre Leonor y su madre, la reina Letizia. A lo largo de los años, Letizia ha sido fuente de protección y guía para su hija, pero las críticas no han cesado al acusarla de intentar moldear a Leonor a su propia imagen y semejanza. Se ha cuestionado la influencia de Letizia en la identidad de la princesa, planteando la posibilidad de que la esté guiando hacia una especie de ‘Letiziación’, imponiéndole un estilo y una personalidad ajenos a los deseos de Leonor.
Un punto de discordia reciente ha sido la propuesta de Letizia de someter a Leonor a diversos procedimientos estéticos para mejorar su imagen. No solamente se trata de inyectarse botox o ácido hialurónico, prácticas a las que ella misma recurre constantemente, sino también una rinoplastia, una operación para cambiar la forma de su nariz. Esta idea, inspirada por la propia rinoplastia de la reina, ha generado un gran debate en el entorno de la princesa.
La presión estética en la Casa Real
Hay muchas personas que reconocen el innegable atractivo físico de Leonor, aunque algunos piensan que su nariz es un aspecto desfavorable. La perciben como demasiado chata y sugieren que perfilarse la nariz podría mejorar su estética. A pesar de esto, hay quienes consideran la nariz de Leonor como un rasgo distintivo que forma parte de su identidad. De hecho, es evidente que la nariz de Leonor se ha convertido en un asunto problemático dentro de la Casa Real. En fotografías más informales, la princesa aparece con su nariz natural, pero en las fotos oficiales, se percibe una nariz perfilada que no es la suya. Es evidente que ha sido retocada por Photoshop. Esta presión por alterar la apariencia de la princesa de Asturias ha generado una gran tensión entre madre e hija.
Leonor ha rechazado de manera firme cualquier intervención estética, optando por concentrarse en sus estudios y relaciones personales en lugar de ceder ante la presión de los estándares de belleza impuestos. A pesar de los rumores y las imágenes editadas que intentan sugerir cambios en su apariencia, la princesa se mantiene fiel a su autenticidad, rechazando cualquier intento de alterar su imagen... al menos por ahora.