Es increíble, Leonor ya acumula varias semanas en la Academia General Militar de Zaragoza. Fue a mediados de agosto cuando la heredera de la Corona ingresó en el cuartel para comenzar su instrucción militar. En todo este tiempo, se ha ido actualizando respecto a su adaptación y evolución. Esta nueva etapa no ha resultado fácil, pero la joven lo asumió como un deber para continuar con sus estudios y algún día ser la Jefa de Estado. Y a pesar de que está en un entorno donde se manejan armas y se prepara en ámbito físico y mental, la postura de la hija de Felipe VI no ha cambiado, no matará.
Leonor ya es “combatiente”, ya ha superado una gran prueba de formación militar básica. Además del título, se ganó la boina grancé que reconoce su rango. La Academia celebró un acto privado para reconocer este mérito a la dama cadete Borbón. Se sometió a distintas pruebas físicas para, finalmente, avanzar un paso. Algunas de las pruebas que tuvo que superar fueron las marchas de unidad, que requieren que los cadetes recorran kilómetros a paso ligero cargando el equipo encima. La última fue la prueba de la piscina, otro individuo la lanzó al agua con el equipo y el fusil (G36).
Lo cierto es que, no importa lo que pase en el cuartel militar, la princesa de Asturias seguirá defendiendo la vida. Y es que en su familia hay una tradición que ella no piensa continuar. Te contamos.
La sanguinaria afición familiar que Leonor rechaza
Leonor no ha hecho más que empezar su carrera castrense, pero hay un “pasatiempo” que no comparte con su familia y el ejército: matar. La milicia estimula constantemente la valentía de los soldados y la agresividad contra el enemigo. Si se ha de usar la fuerza letal contra un oponente, el soldado debe estar totalmente capacitado. Aunque la actividad de la familia Borbón no incluye derramamiento de sangre humana, no significa que sea más piadosa. Los Borbones están muy familiarizados con las armas de fuego y son atraídos como la polilla al fuego.
Juan Carlos I, cuando tenía 18 años, estaba practicando su puntería con un revólver, y mató a su hermano menor. El joven murió con una herida de bala en la cabeza y desde entonces aseguran que no fue intencionado. Por eso juró no volver a tomar un arma de fuego, promesa que no cumplió. Para mayor referencia, la fotografía del emérito con un rifle en Botsuana y un elefante muerto a su lado. Otro miembro de la familia que heredó su fascinación por las armas es Froilán, quien se disparó a sí mismo en un pie.
Felipe, por su parte, siente una pasión inmensa por la vida militar. La gran sorpresa fue su mujer, Letizia, quien supuestamente es defensora de los animales. Su teatro se hizo pedazos cuando Fonsi Loaiza, uno de los periodistas más respetados del medio, informó sobre las actividades de los reyes. “6,5 millones de euros de dinero público han ido destinados a subvencionar a los cotos privados de caza (...) Los reyes Felipe VI y Letizia son uno de los aficionados al ‘deporte’ de matar animales”, explicó.
En la Academia Militar, Leonor tendrá que manipular armas. Eso sí, se niega a caer en los vicios de su familia y cazar animales.