El pasado mes de octubre, la princesa Leonor alcanzó los 18 años y conmemoró esta ocasión de una manera singular, jurando la Constitución como el primer paso hacia su eventual papel como reina y jefa del Estado de España. Posteriormente, la Familia Real organizó un almuerzo con más de 100 invitados institucionales en el Comedor de Gala para celebrar este hito histórico. Como cierre de la jornada, se llevó a cabo un encuentro de carácter privado y familiar en el Palacio de El Pardo. ¡Vaya, lo típico que una joven quiere hacer el día que celebra su mayoría de edad! Y es que no es ningún secreto que, a pesar de su futuro papel como reina, Leonor es una joven como cualquier otra que desea celebrar con sus amigos. Y ciertamente, lo ha hecho, aunque esto le ha acarreado problemas en la Academia Militar de Zaragoza.
Exceso de integración: ¿Un problema para Leonor?
Retrocedamos cinco meses en el tiempo, cuando la primogénita de Letizia y Felipe VI I se incorporó a la Academia Militar de Zaragoza, marcando el inicio de su formación castrense. Según cuentan, los primeros meses de Leonor en el cuartel fueron sumamente gratificantes; su adaptación fue extraordinariamente positiva, sin ningún inconveniente al integrarse con sus compañeros y compañeras. De manera interesante, se sugiere que su excesiva integración podría estar afectándola. ¿Cómo? Pues resulta que cuando Leonor y los demás cadetes se encuentran entre los muros del cuartel, su comportamiento es impecable. Siguen cada orden con precisión y muestran un respeto máximo hacia sus superiores. Sin embargo, todo cambia cuando llega el fin de semana o disponen de tiempo libre. Es en esos momentos cuando se revela la típica transformación que ocurre al liberarse un poco de la rigidez militar, y en el caso de Leonor, también familiar.
Siempre que tienen la oportunidad, Leonor y muchos de sus compañeros y compañeras se trasladan al centro de Zaragoza, donde disfrutan de diversos momentos de esparcimiento. Entre sus opciones preferidas se encuentran las salidas para comer o cenar, especialmente en restaurantes de comida rápida, así como en locales de entretenimiento como pubs o discotecas. Es interesante destacar que su comportamiento en estos lugares no decepciona en absoluto, por lo que no han tenido ningún tipo de queja por parte de los propietarios de estos establecimientos y los residentes de la zona.
Problemas con la puntualidad: sanciones acumuladas
No obstante, la situación cambia al llegar el momento de retornar al cuartel. Este afán por prolongar los momentos de diversión ha llevado a que lleguen tarde en varias ocasiones, lo cual ha desencadenado sanciones acordes a este tipo de retrasos. Se comenta que tanto Leonor como otros cadetes han excedido el límite de las 23 horas en un par de ocasiones, resultando en dos faltas graves registradas en sus expedientes académicos.
Siguiendo los deseos de la reina Letizia y el rey Felipe, Leonor está siendo tratada como cualquier otro cadete. Aunque, para ser honestos, incluso si acumula cientos de faltas graves, la "condición especial" que la ley de la Academia establece para la heredera al trono asegura que Leonor nunca será expulsada. En este contexto, a Leonor le importa poco que le impongan algunas sanciones, especialmente considerando que está viviendo experiencias únicas, alejada del entorno asfixiante de la Zarzuela y del yugo de Letizia.