Cinco meses han transcurrido desde que la princesa Leonor, heredera al trono español, se unió a la Academia Militar de Zaragoza. Un tiempo en el que ha construido nuevas amistades y ha experimentado una vida diferente, lejos de la pompa y la circunstancia que rodea a la realeza. Sin embargo, como es común en ambientes castrenses, a Leonor le han asignado un mote entre sus compañeros.
Los cadetes de la Academia Militar ponen mote a la princesa Leonor
En los círculos más formales de la Academia, los alumnos se refieren a la princesa Leonor como Cadete Borbón Ortiz, según lo que indica su insignia identificativa. No obstante, como es habitual en estos entornos, han surgido apodos más informales entre los cadetes. En este caso, algunos la llaman "Cadete Bombón". Aunque este mote podría relacionarse con la belleza física de la futura reina, hay quienes lo consideran denigrante y reservan su uso para conversaciones privadas, conscientes de que pronunciarlo en público podría acarrear sanciones severas.
Esta tradición de asignar motes no es nueva en la familia real española. De hecho, el propio padre de Leonor, el rey Felipe VI, fue objeto de apodos durante su tiempo en la Academia Militar de Zaragoza. Según cuenta José Apezarena en su libro "Los hombres de Felipe VI", que repasa momentos clave en la vida del monarca, Felipe tuvo sus propios motes durante su estancia en la academia.
Felipe VI también tuvo algunos motes en la Academia Militar
El libro revela que Felipe VI atravesó tiempos difíciles financieramente durante su tiempo como cadete. “Iba a clase muy corto de dinero y pedía préstamos a sus compañeros, que luego les devolvía cuando su padre le pagaba”, desvela Apezarena. Al parecer, la asignación semanal de Felipe no era suficiente o no sabía administrarla adecuadamente. Sus compañeros, en tono jocoso, lo llamaban "Flip", haciendo un juego de palabras con su nombre y con el verbo To flip, que significa ‘perder la cabeza’.
Además del mote financiero, en la academia también lo apodaban "el cadete más", debido a su actitud humilde al declararse como "uno más" entre sus compañeros. Pero no se detenían ahí; los compañeros también lo llamaban "Winston, por ser el más largo de los rubios".