La Casa Real está atravesando muchos problemas actualmente, muchos asociados a su imagen pues por un lado o por otro son cuestiones que amenazan con dejarlos mal de cara al público. Uno de los asuntos principales es sin duda la narrativa alrededor del matrimonio de los reyes Felipe VI y Letizia. La incertidumbre sobre la inestabilidad en su relación y el tiempo que permanecerán juntos genera mucha duda alrededor de todos los círculos mediáticos.
Todo esto ha sido principalmente inducido por Jaime del Burgo, quien decidió hablar sobre sus secretos con Letizia en un muy mal momento para la corona. Todo el fin de 2023 e inicio de 2024 se convirtió en una búsqueda por más información de las infidelidades de Letizia. Todos querían conocer los trapos sucios de la consorte, pero todo esto se solapa con otro de los grandes problemas de la corona, y es la ubicación de Juan Carlos Iy su destino final ahora que el emérito parece estar sufriendo cada vez más las complicaciones de la edad.
Juan Carlos I cada vez preocupa más, dificultades a los 86 años
El pasado mes de enero el emérito celebraba su cumpleaños número 86, una fecha que servía al anterior rey para recordar al mundo su importante estatus y dejar claro que aún tiene muchos amigos y fieles en España y el mundo.
Recientemente ha viajado una vez más a Sanxenxo para participar en las regatas que tanto le encantan, y esto es la cotidianidad del emérito ahora que no tiene permitido residir en España, pero hay una cuestión delicada que se asoma por sobre la espalda de Juan Carlos I, que le preocupa más a la corona que a él mismo, y es su salud.
El emérito cada vez recuerda más a su madre, postrada en una silla de ruedas durante sus últimos años de vida, una situación con la cual Juan Carlos I es cada vez más familiar. Sin embargo, esto no le detiene de viajar por el mundo, ni siquiera participar en las regatas. Aún se le ve lleno de vitalidad a pesar de que cada vez está más avanzada su falta de movilidad, pero hay cosas de las que no se puede escapar a causa de la edad.
Más allá de sufrir el yugo de la silla de ruedas, Juan Carlos I está empezando a sufrir de lo mismo que su cuñada, la tía Pecu, y es que la demencia senil ha empezado a manifestar sus primeros síntomas, algo muy difícil de frenar una vez iniciado y que va ligado a la elevada edad que ha alcanzado el emérito, una situación difícil y que nos recuerda que el momento de eterno descanso de Juan Carlos I está cada vez más cerca, algo que Zarzuela no puede ignorar y que a su vez reaviva las conversaciones sobre si se le debería permitir a Juan Carlos I vivir en el país o no.