El rey emérito estuvo de vuelta en España una vez más, nuevamente estando en Sanxenxo para competir en la octava regata que llevaba su nombre. Ya sabemos que el padre de Felipe VI no puede vivir sin las regatas y hace hasta lo imposible por venir a dejar su participación, eso sí, aunque ya haya venido varias veces al país, sigue bastante limitado entre lo que puede y no puede hacer.
Por ejemplo, el pasado 7 de octubre fue el acto de juramento a la bandera de Leonor de Borbón, un punto y aparte en su recién iniciada carrera militar y evento en el cual estuvieron presentes sus padres, Felipe VI y Letizia, pero Juan Carlos I tenía la entrada expresamente prohibida a este evento, por lo que pese a estar en el país sigue con las piernas atadas según el caso.
La cena en la que el rey emérito acabó con el matrimonio de su hijo
Después de las regatas, se pudo ver a Juan Carlos I siendo el centro de atención en el Club Náutico de Sanxenxo, donde esperaba la asistencia de su hijo, pero el rey no apareció pese a las afirmaciones de su padre. Quien sí estuvo a su lado en todo momento fue su hija favorita, la infanta Elena, quien siempre se ha mostrado fiel y cercana a su padre pese a las negativas de Zarzuela.
La ausencia de Felipe VI sirvió para que el rey emérito y sus colegas conversaran bastante sobre diferentes temas, especialmente políticos y relacionados con la casa real. Los comentarios de Juan Carlos I y sus círculos de amigos han llegado incluso al público, pues sabemos que para los amigos del emérito su hijo es un rey gobernado por su esposa, alguien sin el carisma de su padre, pero parece que eso estaría cambiando lento pero notablemente.
Felipe VI y Letizia, cada vez más alejados, el emérito se regocija
No podía faltar Letizia en la mesa, no físicamente sino como tema de conversación. Juan Carlos I se la tiene jurada y el sentimiento sin duda es mutuo, aunque por suerte para él el viento parece estar soplando a su favor. Cada mes que pasa aumentan los rumores que rodean a los reyes. Ahora que ninguna de sus hijas está en el palacio su relación es casi nula, apenas se ven y ni siquiera dormirían juntos, por lo que no es difícil verlos divorciándose pero es algo que aparentemente no ocurrirá, cosa que el rey emérito sabe.
Letizia y Felipe VI estarían hartos el uno del otro, pero una separación no resulta rentable, motivo por el cual Letizia llegaría a pagar para conservar su “puesto” como reina. Se nota que no quiere perder el poder que ha obtenido con el paso de los años, sin embargo su esposo se lo pondrá difícil, pues en base a los últimos meses se ha notado un cambio, ya que las cosas son diferentes, como si finalmente Felipe VI quisiera empezar a usar su poder para gobernar dentro de Zarzuela.